Todo lo que podía decirse en ZN sobre Silhouette ya lo dijo mi amigo David Fernández hace unas semanas con la minuciosidad que le caracteriza. Pero como fuera que ya tenía yo apalabrada la minientrevista a Víctor Santos y planificadas las entregas inmediatas de esta sección, tuve que morderme la lengua, refrenar mis ganas de saltar al cuello de mi compañero y ver cómo me las apañaba para seguirle los pasos sin quedar demasiado en evidencia.
Ciertamente, como se ha oído ya bastante en distintos foros, Silhouette es una obra con pérfil de entrante. Abre el apetito, pero sabe a poco y deja con hambre. Hambre de más, por supuesto, porque lo que ofrece es apetecible. De todas formas, no es eso lo que me interesa comentar aquí. Seguramente no lo habré dicho nunca tan claro, pero Víctor Santos es un autor que me tiene en constante expectación. En cada obra que le leo, siempre encuentro algo de mi agrado; a veces mucho, a veces poco, pero en todo momento denotando una personalidad creativa fuerte que no permite que su ambición artística quede coartada por un determinado miedo escénico, por temor a errar el disparo. Su voz, de tan intensa, de tan sentida (sentida como siente un fan que acumula muchos años de lectura y empieza un día a elaborar aquel tipo de historias que le gustaba leer), en determinados momentos tiene algo de forzado, de sobreactuación o de falsete que perjudica a sus trabajos. Pero también, cuando por el contrario ese tono se adecua bien a lo que cuenta, cobra una envergadura apasionada que conmueve al lector sensible a sus temáticas. Incluso cuando eso no sucede, Víctor Santos tiene el arte suficiente como para compensar ese menoscabo con algunas de sus otras virtudes, como puede ser la fantástica composición de página de Black Kaiser o sus juguetonas sorpresas argumentales en La emperatriz de hielo. En Silhouette, afortunadamente, el tono narrativo y el pérfil de la historia casan a la perfección, puesto que tanto el escenario de una Europa ocupada por nazis con devoción por el ocultismo como el protagonismo de un enmascarado que lidera una resistencia casi inexistente resultan propios de una literatura folletinesca y pulp de talante muy similar al que le es habitual a Víctor Santos. Así, salvo los escarceos amorosos de nuestro héroe, que en esos momentos parece un tanto “fuera del personaje”, Silhouette ofrece un tipo de obra de género poco transitada por autores del país que, precisamente por eso, cobra una dimensión novedosa en su mestizaje de influencias americanas y europeas. Santos se maneja bien y, como ya se ha dicho mucho, el debutante Jesús Alonso Iglesias sorprende a propios y extraños con sus grandes dotes para la historieta. Sus personajes recuerdan tan pronto a Franquin como a Guy Davis y su secuenciación -sobre todo respecto a lo que deja implícito, entre viñetas- es atrevida y estimulante para el lector.
Seguramente, son muchos los factores que nos dificultarán el poder saber más de este nuevo héroe de la Europa ocupada, pero esperemos que el respaldo del público de nuestro país y de posibles exportadores fuerzen a sus dos autores a replantearse su agenda inmediata para hacerle algún huequecito a este carismático e intrigante “saltador de tejados”.
Entrevista a Víctor Santos
Toni Boix: Silhouette es una obra que presenta varias peculiaridades dentro de tu trayectoria, desde el hecho de suponer tu primera colaboración con Jesús Alonso Iglesias hasta la particularidad de constituir la génesis de un personaje que te permite moverte por géneros poco accesibles para un autor español. ¿De qué aspecto de esta obra estás más satisfecho?
Víctor Santos: Sobre todo, de cómo ha adaptado la historia Jesús y la ha hecho suya. Es algo increíble y creo que sería una injusticia si ese tío no es nominado a algún premio del próximo Salón de Barcelona.
Toni Boix: ¿Crees que Silhouette es lo más cerca que vas a estar como guionista de un cómic de superhéroes?
Víctor Santos: Tiene mucho de superhéroes, sobre todo como una especie de relación Batman-Gordon entre nuestro protagonista y su perseguidor, pero también mucho de vengadores y justicieros clásicos muy vinculados a una ciudad, como el Zorro o La Sombra, que por otro lado están en la génesis de Batman.
No sé si sería un buen guionista de superhéroes. Es un género que como lector me gusta, pero que cuando lo uso siempre es mezclándolo con otras cosas, como cuando realicé Protector (Dolmen), donde lo mezclaba con el género negro, y lo considero más como tal que dentro del género pijamero.
Toni Boix: Las referencias al estilo Hellboy son muy marcadas en esta obra. ¿Crees que eso potencia o le resta fuerza al producto?
Víctor Santos: Eso igual debe decidirlo el lector. Hellboy también bebe de esa tradición Pulp así que las similitudes son normales.
Toni Boix: Algunos aspectos de la trama referentes a su protagonista quedan un tanto ambiguos. ¿Fue algo deseado, soy muy corto de miras o no os salieron las cosas como deseabais?
Víctor Santos: Cuando trabajo en un proyecto, además de hablar con el dibujante sobre el tema, la historia y demás aspectos creativos, me gusta que me marque un número de páginas aproximado. Es triste, pero en el mercado español, muchas de las obras (por no decir la inmensa totalidad) se realizan en el tiempo libre que dejan otras actividades más lucrativas, sea otro trabajo como la animación/ilustración (el caso de Jesús) o cómics para el mercado internacional (mi caso). El artista, que es el que lleva el peso más duro, se compromete a una extensión y veo a cuánto podemos llegar. En este caso necesitaba equilibrar todo: que hubiese la necesaria acción, intriga, intentar dosificar y combinar bien los elementos, que dé como resultado algo entretenido y que funcione como una aventura unitaria. La cosa es que quede un bonito “piloto”. Al final, por motivos de espacio, es posible que se pase un poco por encima del tema, aunque mi idea también es que los flashbacks sean una parte importante de la historia y que den más información sobre el protagonista en futuras entregas.
Toni Boix: ¿Qué circunstancias deberán darse para que la peripecia de Silhouette pueda continuar?
Víctor Santos: Sobre todo, la agenda de Jesús. Es fácil que tarde o bien por volumen de su trabajo “oficial” o porque encuentre pastos más verdes en el mundo del cómic, pero es algo con lo que nos lo hemos pasado muy bien. Me gustaría de verdad repetir.
Toni Boix: Y considerando que en este cómic publicado por Siurell introduces algún guiño a Black Kaiser, trabajo que publicaste con Planeta, debemos preguntarte si tus respectivos contratos con una y otra editorial te permitirían unir ambos legados en un futuro proyecto.
Víctor Santos: En mis cómics todo forma parte en cierta manera del mismo universo. Es algo que me gusta en novelistas como Michael Moorcock o Elmore Leonard. Al ser personajes míos, es algo que me puedo permitir. Hay personajes como el detective Nico Ash, protagonista de Protector (Dolmen), que sale como secundario en Pulp Heroes: Bushido (Astiberri). Si te fijas, pasa mucho en mis obras y hay continuas referencias.
No creo que hubiese problemas si uso a Black Kaiser ya que, en primer lugar y como he dicho, son todo personajes de mi propiedad, y en segundo, no creo que haya de momento una secuela de Black Kaiser debido a cómo han ido las cosas con la línea -por así llamarla- española de Planeta.
Toni: ¿Puedes decirnos cómo han ido o, al menos, cómo lo has vivido tú?
Víctor Santos: En mi caso no fue negativa porque se publicó mi trabajo de una manera muy correcta, buena edición, buen diseño y me pagaron rápido y bien. En ese sentido, estrictamente laboral, fue bien.
La pega es que esperaba más de una editorial más grande, una mayor implicación y promoción. Ni siquiera en las cosas más baratas como crear una web o un mailing más elaborado que la simple salida de novedades en pdf se mojó, creo que ni aparecieron anuncios en sus comics americanos. Yo mismo me tuve que hacer la minisite de Black Kaiser, Pere se hizo su trailer de La Sangre de las Valkirias, no es que se notara mucha diferencia con un Dolmen o Astiberri, solo que ellos obviamente no tienen su infraestructura y se lo montan como buenamente pueden.
Creo que en el fondo nadie de la editorial apostó nunca por su continuidad, porque si piensas que algo va a durar inviertes en ello, o eso o eres muy ingenuo, ya que un pelotazo no surge con lo mínimo. Así que ignoro las razones para que surgiera una iniciativa así.
Tampoco se editaron los títulos en Francia como estaba estipulado y eso si que repercutió en nuestras ventas.
Toni: ¿Crees que tal vez los proyectos ya ultimados que llegaban a Planeta no eran lo que ellos habían esperado y que por eso no los apoyaron más?
Víctor Santos: No sé que idea tendrían los jefes. Los editores que yo tuve sí que sabían lo que esperar porque conocían a los autores y los proyectos. Pero creo que el lector percibió lo mismo que en su día con la línea Laberinto: un batiburrillo de obras, cada una de temas muy diferentes, sin otro carácter unificador que la nacionalidad de sus autores.
No sé, tal vez si cada obra se hubiese lanzado junto a las de su propio estilo extranjeras, o se hubiese hecho una línea “comercial” y otra “alternativa”… Pero bueno, son opiniones, los dibujantes somos como los aficionados al futbol: llevamos un seleccionador nacional dentro.
Toni Boix: ¿Cómo son tus guiones cuando escribes para otros y qué grado de injerencia tienes en la composición de página y el story-telling de la historia?
Víctor Santos: Son guiones bastante sencillos, intento ser muy claro en lo que quiero ver. Suelo detallar sobre todo en los diálogos, la actitud de los personajes y las expresiones, pero dejo mano libre en la acción. Sobre todo intento hacer las cosas como me gustan a mí cuando estoy en el puesto del dibujante.
Toni: Pero dado que tú mismo tienes grandes habilidades a la hora de concebir visualmente la página, como demuestras de forma espectacular en Black Kaiser, no te es difícil no visualizar ciertas composiciones cuando escribes el guión para otro dibujante?
Víctor Santos: Claro, la gracia está en que yo la visualizo de una manera concreta, y así se la expongo al dibujante. Muchas veces le digo “mira, yo la veo de este modo”, o “¿te acuerdas de esa escena concreta de tal obra? Es algo así”. Lo que hace grande a un dibujante es que coge eso y lo retuerce, lo cambia y se lo apropia y entonces ya no es una visión solo mía. Un ejemplo sencillo (hay muchos) es la escena a página completa en que Silhouette salta por los tejados. Yo la veía como una gran escena de pausa, algo que rompiera el ritmo de los diálogos, una sola figura recortada sobre la luna, como Matt Murdock entrenando en el parque en una escena de “El Hombre sin Miedo”, pero Jesús lo convirtió en algo frenético, con el personaje corriendo a toda velocidad. Eso es lo genial: mi guión afecta a su dibujo y éste a su vez manipula la historia. Es como en las pelis de artes marciales: dos tíos se pegan para hacerse más fuertes (jaja)
Toni: Curioso. Lo que explicas, de hecho, altera la sensación de lectura totalmente, ejemplificando el gran papel que juega el dibujante a la hora de dotar de entidad un determinado guión. Pero vaya, por lo que dices, entiendo que a ti ya te está bien. Dicho esto, presupongo que ninguno de los muchos dibujantes con los que has colaborado te ha venido impuesto.
Víctor Santos: Normalmente nos conocemos de antes, muchos son amigos autores a los que seguía de antes. Curiosamente, Jesús fue una sugerencia del editor, ya que Silhouette partía de un guión que hice para otro artista. Lo que ocurre que al entrar Jesús, un autor que le gustaba mucho al editor y que me encantó, modifiqué la historia para adecuarla a lo que yo percibía como sus puntos fuertes.
Al final los guiones que hago para España son como un capricho que tengo, ya mi carrera en los USA es únicamente como dibujante. Así que me gusta pasármelo bien, y si el dibujante se implica es cuando surgen las buenas obras.
Toni Boix: Aunque los autores para estas cosas sois bastante como los políticos, respondiendo con vaguedades a este tipo de preguntas, debido a tu fecundidad como guionista me veo obligado a pedirte que te mojes y nos digas de cuál de tus últimos proyectos te sientes más orgulloso.
Víctor Santos: En realidad, hasta hace bien poco no se han empezado a materializar, excepto los de Historias de Faerie que eran historias cortas, y estoy empezando a descubrir la sensación de los guionistas de ver plasmado por otra persona algo que han imaginado. Es algo maravilloso.
Como ves estoy mareando la perdiz para esquivar tu pregunta, porque me gustan todos y los dibujantes se han esforzado tanto que encima no me voy a poner a hacer rankings (ja,ja). Has acertado en que somos como políticos, con la diferencia de que yo planifico más o menos mi trabajo.
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Por Toni Boix