Tras 10 días fuera entre el viaje a Frankfurt y el viaje a Croacia, uno podría pensar que iba a tener el síndrome postvacacional ese, pero nada de nada.
Cosa lógica si tenemos en cuenta que cada noche me dedicaba a contestar mails durante 2-3 horas, a acabar la revista ‘Dolmen’ de noviembre y a realizar alguna que otra gestión. Para rematar, el fin de semana trabajé del orden de 8-10 horasdía. De modo que la ‘reentrada’ ha sido de lo más plácida. Tendré que irme más veces de vacaciones.
La semana comenzó con la revista ‘Dolmen’ yendo a imprenta a tiempo (coordinada y acabada desde Croacia gracias a las nuevas tecnologías y a un fin de semana de trabajo intenso compaginado con estar ya con mis hijos) y acabó de la mejor de las maneras: con la llegada el viernes de un ejemplar de imprenta de El Libro de Sarah.
Fue un momento muy emocionante, uno como pocos en mi vida profesional como editor y escritor. Estaba incluso algo nervioso, cosa poco frecuente.
El libro ha quedado muy bien, y las sensaciones están siendo muy buenas ya que los libreros y distribuidores están totalmente volcados con el tema. Esperemos ahora que el libro esté a la altura, porque yo ya he perdido la perspectiva por completo tras un año encima de él. No tengo ni idea de si es bueno, malo o regular.
Hemos cerrado el tema del booktrailer, apuntalado cosas, insistido a las librerías… mil y una cosas.
Ah, y de paso, hemos comenzado con la siguiente edición del Teatro de Barra, los jueves por la noche, para rellenar ese espacio libre en mi agenda.