Ha ido todo bien a pesar de que Alejandro reconoció estar un poco nervioso. En la mesa ha Dario moderando y ha sido entretenida por lo que me dicen. Me hubiera gustado estar, pero iba fatal de tiempo y hemos tenido que dividirnos. Lo curioso ha sido que Marc, uno de mis hijos, estaba enfermo y fui a la pediatra, y a mitad de consulta he recibido un mensaje de Dario pidiéndome que le mandara preguntas para formular en la charla. Por suerte, suelo tener mano para estas cosas gracias a las entrevistas realizadas en el Dolmen (200 en unos 18 años) y le he podido enviar una buena tanda en un par de minutos. La doctora, por cierto, flipaba y le hacía gracia el que me hubiera puesto a trabajar en medio de la consulta mientras ella auscultaba a Marc.

Lo bueno es que sé que puedo dejar que Dario lleve las cosas por él solo, y eso es una sensación de tranquilidad como no recuerdo.