En estos 17 años, todo ha ido surgiendo de forma natural, como si del curso de un río se tratara, con la sensación de no poder hacer nada por desviarlo; ahora, por fin, he establecido las directrices de lo que ha de ser Dolmen; se está conformando un equipo y siguiendo unas directrices, y he de decir que tiene su punto agradable. Trabajo menos y disfruto más. Esto de volverse organizado es la bomba, aunque claro, hasta el momento las circunstancias no me lo habían permitido, o eso prefiero pensar.