Esperaba que sólo fueran 1-2 y tener tiempo de comer en el asador de Plaza de España, pero, la reunión se ha alargado y casi pierdo el avión (al final, hamburguesa rápida con patatas en el McDonalds de la T1 del aeropuerto de Barcelona y gracias).

De la reunión hemos sacado alguna cos en claro. Él se pondrá de acuerdo con el abogado de Juan Giménez y ya me dirá a quién hay que pagar los royalties, personalmente preferiría hacerlo a Juan Giménez, en cierto modo son suyos, aunque esté atado a un contrato firmado hace 30 años. Es un asunto cuando menos complicado, pero que me gustaría solventar ya que le está dando más de un quebradero de cabeza al maestro Giménez.

José Antonio y yo hemos estado hablando largo y tendido del tema de los derechos y sus dueños. Está claro que editores y autores están condenados a no entenderse, a llegar a la incomunicación que muchas veces atenazan las relaciones de pareja entre muchos hombre y mujeres.

José Antonio ha resultado un buen conversador, un conocedor exhaustivo del cómic (especialmente el argentino) y un coleccionista compulsivo de comics (la suya es una de las tres mejores colecciones de cómics en Argentina).