EL BLOG DEL EDITOR (parte 406)
28 octubre, 2024 | 0 Comentarios

Hace dos años, domingo 30 octubre 2022

No hay día en que lo primero que haga no sea mirar el programa de ventas de la distribuidora y ver cómo ha ido la cosa en la jornada anterior. Especialmente esta semana. Es lo que llamamos la ‘liquidación de ventas’, que ha ido subiendo poco a poco, pero no tanto como espero. A varios días de acabar el mes, marca una cifra record en la historia de Dolmen, pero no es suficiente, tiene que marcar 40.000 euros más para ir bien. Confío en que en estos dos días lo acabe indicando ya que las novedades, muchas, han entrado esta semana.

Hay muchos títulos que podemos adquirir para publicar en 2023, pero todo ello dependerá un poco de la liquidez de que dispongamos, ya que no estoy muy por la labor de endeudarnos más.

Esta semana ha venido marcada por un nuevo viaje, junto al compañero Jaume Vaquer (farmacéutico, coleccionista de originales, amigo de hace 30 años y una de las personas que más saben de cómics en España). Esta vez a Cádiz y por circunstancias diferentes a nunca antes en todos estos años en que lo hemos hecho antes.

Teníamos que ir a visitar al amigo Carlos Pacheco y apoyarle en este momento que está viviendo por culpa de esa enfermedad tan jodida y cruel que es el ELA. No había dicho o escrito nada antes sobre el viaje, ni lo haré apenas ahora. Creo que casi lo hago por exteriorizar un poco lo vivido estos días. Se apuntaron casi de improviso Rafa Marín y Jesús Merino, y aunque por un lado estuvo bien reunirnos, por el otro fue duro. Muy duro, como no recuerdo haber vivido antes. Carlos es de las mentes más preclaras que he tenido el gusto de conocer. Al margen de un dibujante excelente es listo como pocos, brillante e inteligente a más no poder. Es una de esas personas a las que puedes escuchar durante horas sin cansarte, con el que es imposible discutir. Y nunca antes he deseado premonitoriamente algo más a la hora de escribir estas líneas como ahora, y es que Carlos siga ahí a la hora de publicarlas dentro de dos años (normalmente deseo cosas más mundanas como que la empresa siga existiendo).

En fin, deseo más que nunca que sea así, aunque lo veo muy complicado.

 

Nota histórica: No hace falta que diga que el deseo no se cumplió y que no tengo ganas de escribir al respecto, no ha sido sencillo recordarlo. Para bien o para mal, esos días en San Roque permanecerán en el recuerdo hasta el fin de mis días. La foto es de la colección de títulos de Sin Fronteras que Carlos tenía en San Roque.

 

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