Hace dos años, viernes 31 julio 2020
Hacer una mudanza durante la semana más calurosa del año no es muy ni aconsejable ni uno de los actos más responsables del mundo, pero tampoco es que hayamos sido nunca muy responsables… más allá de buscar el trabajo bien hecho y a tiempo.
De modo que ante la perspectiva de dejar las antiguas oficinas cuanto antes e instalarnos en las nuevas, hemos acometido el traslado de las 300 cajas repletas de libros, que han tenido que ser transportados hasta mi coche desde un tercero sin ascensor.
Y es que las ganas de instalarnos son muchas. Darío ya ha trabajado varios días en el nuevo sitio y me dice que no tiene nada que ver: más amplio, tranquilo y luminoso. Por lo que desde la sana envidia no veo el momento de experimentarlo. Será la semana que viene, el lunes si puedo, que es cuando dejo a mis hijos 15 días con su madre, antes de partir el martes a Formentera para desconectar.
Esta semana nos ha llegado también un paquete repleto de merchandising de Harry Potter y ahora hemos de estudiar la posibilidad de distribuirlo por España bajo nuestro logo. Hemos podido comprobar de primera mano cómo funciona todo lo relacionado con el personaje, y puede ser un buen nicho de mercado.
Yo he seguido comprando libros sobre la Edad Media para continuar documentándome para mi nueva novela de carácter histórico, y trabajado en la siguiente Dolmen centrada en Claremont, que debido a la dedicación y entrega de los colaboradores tendrá 92 páginas. Casi nada. Eso sí, ha quedado genial.
Nota histórica: Hubiera sido mucho peor hacer la mudanza en una semana como esta, en medio de una ola de calor sin precedentes.
Anteriormente, en el blog del editor: