Hace dos años, viernes 24 julio 2020

Ya casi estamos instalados en las nuevas oficinas. Nos quedan algunos muebles por parte de Ikea y poco más, porque la instalación de Internet llegará el lunes que viene, en tres días.

Con respecto a las acciones para nuevas publicidades en la revista Dolmen, el tiempo dedicado la semana pasada ha dado sus frutos y la cosa ha ido realmente bien, habiendo al menos cuatro nuevas interesadas, y otras cuatro en marcha. El número #002 está quedando francamente bien, y estoy muy contento con el equipo que hay detrás y el resultado. En general, esta acción creo que será recordada dentro de un tiempo.

En el aspecto negativo está que ha habido algo de tensión con Jesús Yugo y Rafa Marín ya que debido a la crisis del COVID nos hemos retrasado con algunos de sus pagos. Menos mal que hay confianza y amistad de sobra desde hace años, décadas, y eso ayuda a la hora de hablarlo todo. Con Jesús ya trabajábamos hace veinte años en la revista Eros y a Rafa le hemos publicado varios libros, por no hablar de la redición de Iberia Inc.. El trabajo conjunto que estamos haciendo con Sin Fronteras y los clásicos americanos de tiras de prensa es monumental, y no dejaremos que el puñetero COVID nos lo tumbe. Qué complicado es gestionar temas económicos con tantas cosas en el aire. Es muy duro hacer cuentas que se van al traste al día siguiente, con un Gobierno que un día decide que las peluquerías han de permanecer abiertas y otro que es obligatorio el uso de guantes pero no mascarillas (cosa que a día de hoy sigo sin entender). Nos van a llevar a todos a la puñetera ruina con su incompentencia.

Y es que está siendo muy complicado lidiar con todo el tema de pagos ya que los distribuidores han cambiado la metodología retributiva, y eso nos ha afectado de forma directa. Y eso por no hablar de los meses sin facturar o el estado de las cosas actual que no es el idóneo.

En lo positivo, ayer fue el “Sant Jordi veraniego” y fue toda una experiencia reencontrarse con nuestros lectores en la calle, acercándose al stand. Fue agradable y aunque hizo mucho calor durante la primera hora (montábamos a las 16,00), al final la tarde fue bien y curiosamente acabamos haciendo el mismo y exacto importe que el año anterior. A mis hijos les fue bien ya con 12 años este fue ya el cuarto Sant Jordi en el que han estado detrás de un stand vendiendo, y eso es siempre algo de responsabilidad extra que nunca va mal.

Anteriormente, en el blog del editor:

• El blog del Editor (parte 291)
• El blog del Editor (parte 290)
• El blog del Editor (parte 289)