Hace dos años, viernes 10 abril 2020, continuaba el confinamiento y continuaba la incertidumbre:
Otra semana que confinamiento y otra semana que logramos salvar pagando lo mínimo necesario para seguir en juego. A eso hemos llegado.
Hemos negociado la deuda con imprentas y hemos logrado sortear el devolver los pagarés comprometidos, con los altos gastos bancarios que implican y el peligro de entrar en listas de morosos.
Y lo hemos logrado sin ayudas gubernamentales o bancarias, sin que los distribuidores paguen… Un milagro conseguido gracias al trabajo e implicación de Paqui, nuestra super-administrativa que lleva días sin poder dormir bien (a pesar de mi insistencia en que desconecte).
Cada vez es más raro trabajar así, con todo en el aire y con esta incertidumbre de cómo será todo cuanto esto pase. Es complicado y duro, pero no queda más remedio que seguir adelante.
Me acabo de dar cuenta de que es Viernes Santo, pero la verdad es que no hay mucha diferencia con respecto al resto de días. En circunstancias normales, hoy estaría de viaje por algún lado del mundo, pero aquí estamos en casa, escribiendo esto a las tres de la madrugada. Al menos puedo seguir haciendo ejercicio en la terraza comunitaria del edificio donde nunca va nadie y hay vistas panorámicas de Palma.
Anteriormente, en el blog del editor: