Durante este año han surgido diversos conflictos en redes sociales que, siguiendo las recomendaciones legales y para evitar alimentar polémicas, hemos preferido no abordar públicamente. Sin embargo, tras lo ocurrido este fin de semana en relación con nuestra próxima edición de Príncipe Valiente, consideramos oportuno hacer una aclaración.
Dolmen cumple 33 años de trayectoria, en los que hemos publicado más de 2.000 obras y colaborado con entre 700 y 800 profesionales (más de 250 solo en la revista Dolmen). Es inevitable que, con un volumen de trabajo así, haya personas que consideren que ciertas situaciones podrían haberse gestionado mejor. Algunas de esas voces surgen cada vez que aparece una polémica en redes, pero no representan el sentir general de la gente con la que trabajamos.
Este mensaje va dirigido precisamente a esa mayoría: para transmitir tranquilidad, aclarar el contexto y desmentir rumores completamente infundados. No estamos en concurso de acreedores, no vamos a dejar de publicar ni estamos cerrando la editorial.
Situaciones recientes
- Antigua trabajadora de la línea de manga
La pasada semana se celebró en el Juzgado Social de Palma de Mallorca una negociación entre las partes implicadas. Con el visto bueno del juez, se llegó a un acuerdo satisfactorio para todos, quedando el asunto oficialmente cerrado. Por confidencialidad y protección de datos, los detalles solo conciernen a las partes implicadas. No hay nada más que añadir y el asunto está cerrado amistosamente.
Sobre Príncipe Valiente
En cuanto al reciente comunicado de Manuel Caldas al respecto de nuestra futura edición de la obra, podemos precisarlo porque las acciones legales —si proceden— corresponderían exclusivamente a King Features. Cabe remarcar que la edición portuguesa de Príncipe Valiente vendida en España por Caldas no cuenta con ningún contrato válido en vigor, ni reporta ventas al licenciatario o royalties a los titulares de los derechos, por lo que se trata de una edición no autorizada. A raíz de todo esto, King Features ha tomado nota de esta situación y actuará en consecuencia.
Y es que se trata de una edición que en su momento fue frenada por Planeta DeAgostini, que no denunciamos nosotros y sobre la que el propio Caldas, en una entrevista reciente, confesaba: No me permitieron continuar [Planeta]. Tuve que hacerlo después, de incógnito, a través de un amigo en Uruguay. Instruido por mí, obtuvo el contrato necesario de King Features y pudo continuar con la edición como si fuera suya. En otras palabras: logré, de forma legal, engañar a King Features. Consultado con un abogado, nos decía: Engañar legalmente no existe, no hay engaño legal: si es legal no hay engaño, y si hay engaño, no es legal. Actuando de buena fe durante todos estos años, y el no denunciarlo a King Features, nos ha conllevado una amonestación por parte del licenciatario por no haberles advertido de que esta situación irregular persistía en España.
Sobre el conflicto en cuestión, nuestra intención inicial fue siempre respetar las medidas del formato que Caldas propuso, pero asumimos —erróneamente— que su idea era hacerla en un formato más grande. Fallamos por no comprobarlo antes con una simple regla y aplicar simplemente el sentido común. Porque la lógica señala que reproducir la obra de Foster en un formato reducido, ni haría justicia al dibujo original, ni competiría con nuestra edición en color.
Es importante destacar que llevábamos años persiguiendo los derechos del Príncipe Valiente en España, y que cuando por fin los conseguimos en 2015, mucha gente nos desaconsejó su publicación por la existencia de otras ediciones recientes. Nuestra idea original era realizar una edición en blanco y negro, extrayendo el color existente y quedándonos con la línea de negro (por simplificar al máximo la descripción del proceso).
Pero entonces apareció la edición de Fantagraphics y llegó el Salón del Cómic de 2016, donde me dejé convencer por los compañeros Jaume Vaquer y Diego García ‑y más adelante por Rafel Porta, representante de nuestra distribuidora‑, para hacerla en color.
Fue un acierto y la edición funcionó, pero en el horizonte seguía la idea de publicarla en blanco y negro. Por lo que cuando Caldas nos lo propuso en mayo de este año, no dudamos y aceptamos emocionados. Pero las cosas se dilataron. Las semanas pasaron y para cuando retomamos el tema en agosto, sin recuperar el mail inicial para revisar las medidas exactas sugeridas, un compañero de la editorial llevó a cabo una compra de fabricación de papel a la medida exacta. De esa manera no hay merma de material, se reduce el coste y se puede ajustar el precio al máximo, llegándose al máximo público posible. La inversión del gasto de papel por cada número comprado fue de 4.000€
Cuando hace unas semanas se anunció el formato en Internet, Caldas nos comunicó el error de las medidas. En un intento por evitar cualquier conato de conflicto, intentamos negociar con él de todas las maneras posibles: desde hacer presentaciones en España del libro invitándole con gastos pagados, a comprarle los remanentes de su edición, abordar la edición reducida dentro de unos años, etc. Todo ello está por escrito. Sin embargo, no fue posible llegar a un entendimiento, pese a que su edición no era oficial y, por tanto, no requeríamos de su permiso para continuar con la nuestra.
La única razón que esgrime es que “Una edición en formato superior es económicamente más ventajosa para la editorial”, lo cual no puede estar más lejano a la realidad: fuera cual fuera el formato escogido, el precio de esa edición iba ser de 60€, por lo que una edición más grande únicamente encarecería el coste de producción.

Nuestro compromiso
La edición seguirá adelante con la calidad que merece, utilizando los materiales que nos facilite King Features o los disponibles en el mercado internacional, como hacen todas las editoriales del mundo, o como hizo el propio Caldas para conseguir la suya.
Es importante recordar que en Dolmen siempre hemos apostado por recuperar y restaurar obras que, de otro modo, caerían en el olvido. Los ejemplos son numerosos. El más reciente es el de Benito Boniato, cuyo primer volumen supuso meses de trabajo artesanal, dan muestra de ello, restaurando siguiendo las indicaciones de los propios autores. Pero también hay muchos otros, como El Guerrero del Antifaz, Esther y su mundo, Pumby, muchas de las obras de Sin Fronteras. Llevamos años haciéndolo y es algo por lo que incluso hemos recibido premios como el Premio Antifaz 2023 a la Mejor Contribución al Patrimonio del Cómic.
Y seguiremos trabajando con esa misma filosofía: respeto por las obras, compromiso con los lectores y el máximo cuidado en cada edición.