Ya comenté algo en un editorial del Dolmen donde tuve que morderme la lengua, ya que su edición está teniendo el sabotaje por parte de una editorial de nuestro país de la que todos saben su nombre (para qué vamos a decir nombres propios, si algo me enseñó Antonio Martín con aquella estúpida demanda fue a no ser ingenuo en este tipo de cosas; lo de la demanda es algo de lo que habría que hablar algún día, porque manda narices la tontería).
Y es una lástima que para un artesano que queda, para alguien que trabaja por ilusión y con todas las ganas del mundo, se las tenga que ver (y, además, a distancia, desde Portugal) con semejante editorial, que en ocasiones parece moverse por unos fines que van más allá de los puramente económicos, en pos de la “fagocitación” del mercado.
Si todos trabajaran/trabajáramos como Caldas otro gallo cantaría. Es una de las personas que más ama el cómic, un artesano como ya no quedan. Claro que puede que sea por eso por lo que no puedan verlo, porque es todo lo que las personas que trabajan en ‘esa’ editorial no son.