Revista Dolmen 140

El número cuenta también con una reseña sobre el Salón de La Coruña, un artículo sobre “Newuniversal”, un artículo sobre la película Stardust, un artículo sobre Batman y sus series situadas un año después de las Crisis, etc.

Y cómo no, secciones habituales como el correo, el listado, las noticias, reseñas, columnas (Peter David, Julian Clemente), Terminología de los Cómics (por Toni Guiral), la página de David Ramírez “Haciendo Amigos”.

NEW UNIVERSAL

El problema es que, en su momento, los autores implicados en el Nuevo Universo original hicieron que cada una de las series funcionara por su cuenta y cuando empezaron a cohesionarse un poco más, ya era demasiado tarde. Además, intentaban huir de las series tradicionales de superhéroes para hacer algo distinto, pero se quedaron a medio camino y no lograron que funcionase. Ellis, sin embargo, tenía todo el tapiz frente a él antes de empezar y podía atar los distintos cabos sueltos para que la historia tuviera más sentido desde el principio.

“Voy a hacer cosas terribles –comentaba Ellis- con las viejas series: haré como si las viejas historias no hubieran sucedido, así no me condicionará nada de lo que se hizo anteriormente.

Cogeré un buen pedazo del material antiguo y añadiré un pedazo algo más pequeño de material nuevo”. No le falta razón al decidir prescindir de la mayoría de lo que se hizo en el pasado, ya que la mayoría de personajes fueron dando bandazos entre la mediocridad y la vergüenza ajena.

Y si le das carta blanca al guionista para que se luzca, no le vas a poner a cualquier dibujante sino a una de las estrellas de la casa. El elegido en este caso, un valenciano: Salvador Larroca, recién salido de su etapa en los X-Men junto a Peter Milligan. Un Larroca que venía evolucionando en los últimos meses a pasos agigantados, buscando darle un giro a su trabajo, y que ha encontrado en “newuniversal” y en los guiones de Ellis la oportunidad ideal para realizar el que tal vez sea su mejor trabajo desde que aterrizó en Marvel.

LOS 4F: LA PELÍCULA

Lástima que esta secuela no consiga tampoco redimir al Doctor Muerte encarnado por Julian McMahon de su deshonroso devenir previo. Aquel barco rumbo a Latveria al final del film anterior nos proporcionaba alguna esperanza de que el personaje fuera pareciéndose más y más con el tiempo al que conocemos y amamos de los cómics pero poco, muy poco se ha logrado en esta ocasión. McMahon posee un perfecto aire siniestro (no por culpa de cierto peinado…) que el director no deja de exhibir a expensas de la máscara de la armadura, habitualmente tirada por el suelo, o de la horrible desfiguración en el rostro del villano, que el poder cósmico de Estela no tardará en subsanar. Latveria ni siquiera parece tener un significado especial para este Doctor Muerte tan poco señorial y algo carnicero (ver como acaba con Hager) y cuando en el film te das de bruces con la escena en la que Von Muerte le dice a Reed: Tú eres el cerebro… resulta evidente que sigue sin haber rastro del magnético personaje que nunca ha admitido ser inferior en ningún aspecto a Richards.