Son dos salas con ordenadores y cinco salas con estanterías, por lo que es algo que lleva su tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que hay muchísimo material y que últimamente no se había ido organizando nada de nada la cosa. La verdad es que estaba hecho un verdadero desastre y no se podía ni caminar por algunas zonas. Ahora da gusto verlo, aunque quedan horas y horas de trabajo, pero al menos se trata de ir puliendo, y todo ha quedado de lo más aparente.
Con la marcha de Jaume de las oficinas, hemos pasado a ganar 3 habitaciones (aunque alguna de ellas estaba ya invadida por material de Dolmen, lo confieso), y eso se nota a la hora de poder organizarnos. Casi da miedo el pasear y ver el aspecto de ‘oficina seria’ que tiene todo.