En ocasiones resulta complicado hablar con una persona a la que no conoces mucho, pero en esta ocasión no fue así. Pascale, que así se llamaba él, es un abogado francés afincado en la isla y casado con una mallorquina, y con el que tras hablar de varios temas hemos acabado recalando en los cómics, y ha sido fascinante poder hablar de cómics con alguien para quien éstos son un tema más (como quien habla de política, futbol…). Claro, él es francés, viene de un sitio donde el cómic es parte inherente de su cultura y no un subproducto cultural más para niños. Su conocimiento (como el de cualquier francés medio) es tal que, seguramente, podría escribir en el Dolmen reseñas sobre series franco-belgas, al estar al tanto de cuanto se cuece allí y haber leído cómics desde pequeño y habiendo podido hacer la transición en su fase adulta de forma natural, sin tener que pedir permiso a nadie, ni ser considerado un bicho raro que se ha de esconder en el metro si no quiere ser mirado mal por el resto de viajeros, avezados ellos en diarios como el “Marca” y ellas en revistas como el “Hola”.

Me ha chocado mucho, y no debería, pero desde luego es toda una experiencia.