Los graciosos son los mails del estilo ‘Les remito mi obra tras haber revisado su catálogo y ver que concuerda con lo que publican’ y de repente miras la sinopsis y ves que se trata de una historia de amor o de fantasía.

Si todavía fueran de terror, pero no. En esos casos, ya ni contesto. Si no se toman la molestia de mirar qué publicamos, no podemos hacer lo propio y revisar lo enviado, por mucho que en unos años la idea sea ampliar el espectro de nuestros géneros.