La historia, por si alguien se ha perdido, se resume en que hace un tiempo se devolvió un error un pagaré de una imprenta, el pago se subsanó de inmediato haciendo el correspondiente pago. La imprenta no mandó la carta de certificación de pago, cerró a las pocas semanas y ahora no hay quien pueda hacerla.

Intentamos infructuosamente contactar con el RAI, pero es una empresa que parece fantasma ya que no dan señales de vida, no tenemos un teléfono al que llamar…

Por eso, hoy acudido a la oficina del consumidor donde me han dicho que sólo tratan con particulares, no con empresas (a ver qué era yo, sino un particular fastidiado que llamaba en nombre de su empresa), y me han remitido a la Sociedad Española de Protección de Datos, que a su vez que han remitido a la Cámara de Comercio de nuestra comunidad que a su vez que han remitido a una cosa denominada Omic que me han dicho operan muy bien. La verdad es que no tengo ni idea de quienes son, simplemente he entrado en su web, remitido un formulario con el motivo de la queja y, a esperar.

Desde luego, este mundo burocrático es para perderse. Por impersonal, vacío… Es lo que hay, imagino, pero te da la sensación de estar viviendo dentro de un mundo creado al uso por Orwell.