Eran casi 23.000 euros y no los teníamos. Se han tenido que hacer malabares para conseguirlos, e incluso Sandro tuvo que viajar ayer a Barcelona para firmar unos pagarés en mi nombre ya que yo no tenía ni fuerzas para coger un avión; me dio prácticamente un ataque que me hizo tener que guardar cama durante 6-8 horas, no más porque el trabajo no espera (menos mal que el hacer ejercicio diario hace que esté bien de forma física, e imagino que eso ayuda). Tantos avisos no pueden ser buenos, tendré que ir con cuidado, aunque por desgracia no puedo hacer nada más por el momento, mientras debamos dinero habrá estrés. Al menos se pagaron los 23.000 euros.
Al menos parece que el calendario programado se va cumpliendo y en ese aspecto vamos más tranquilos y con las cosas más controladas.
Doy gracias por la política de recortes de gastos fijos que está dando sus frutos y que dentro de unos meses hará toda esta situación más sostenible.
Nota histórica: Desde luego hemos ganado mucho en tranquilidad (y salud) desde entonces. En plena crisis económica mundial, parece que a nosotros nos ha dado por salir adelante. Esperemos que la cosa siga así, aunque con la que está cayendo fuera da miedo asomar mucho la cabeza. Sin duda, la paciencia y ayuda de tantos y tantos amigos y colaboradores nos han facilitado mucho las cosas, y no me cansaré de darles las gracias, en privado y en público.