Al final miran por sus intereses, eso está claro, pero podrían al menos no hacerlo en tu cara. Ha sido irse mi director de toda la vida (del banco con el que trabajo) a otra sucursal (traslado forzoso tras 12-15 años en el mismo puesto), no estar el subdirector (al que conozco todavía de antes) por vacaciones, y colarme -la nueva directora- un seguro de vida obligatorio mensual de 8 euros si quería renovar la línea de descuento. Y sin decirme nada, en el último momento y antes de ir a firmar, como quien no quiere la cosa “Ah, oye, tienes que firmar este seguro de 8 euros y medio de nada, puro formalismo”.
Formalismo para ti, claro, porque entre seguros, comisiones y gastos bancarios se va todo el beneficio por el retrete.