Hace dos años, martes 21 enero 2014. Sorpresa, sorpresa
Increíble, un pago perdido con el que no contábamos ha llegado inesperadamente y, además, en la cuenta del Targo Bank que nunca consulto, ya que ahí no suelen ingresarnos nada.
Menudo subidón de alegría.
Claro está, ha sido llegar e irse. Los 5000 de IRPFs, los 1700 del descubierto en el propio Targo Bank y un pagaré emitido de una imprenta de 1900.
Pero da igual, lo importante ha sido poder pagarlo y no tener que asumir los intereses usureros y leoninos de nuestra querida administración en caso de retrasarnos; la misma administración que, de repente, el mes pasado decidió que no se podrían aplazar los pagos del IRPF como hasta el momento; sin duda el mejor de los momentos para todas las pequeñas y medianas empresas; medida recaudatoria como todas, destinada a aumentar ese 20% de recargo en los que no hayan podido pagar. Qué asco, de verdad.