Hace dos años, lunes 6 mayo 2013. Historias bancarias
Ha sido bastante gratificante, ya que estaba bastante jodido con este tema. ¿Qué hacer si finalmente decía que no lo reembolsaban? En mi mente pasaba desde el ir por lo judicial y contactar con el abogado que nos lleva las cosas en Dolmen a la pataleta de llamar a la policía nacional denunciándoles por robo (que es lo que era) o amenazar con ir a principios de cada mes (cuando más trabajo tienen) a ingresar una saca de monedas de entre 1 y 5 céntimos y que tuvieran que contarlas (y si era necesario llevarlas con el canutillo ése que piden ahora, las llevaría, exigiendo un recuento en persona, por si acaso), y atascarles la cola toda la mañana (mientras yo avanzaba cosas con cuarto llamadas por teléfono programadas, que tampoco es cuestión de perder el tiempo).
Pero al final, ha dicho que sí sin presionar. Aunque nada más comenzar la conversación le he dicho “Sé que no vamos a arreglar mucho y vengo resignado a cuando menos pedir la hoja de reclamaciones y poner una queja”, que no sé si habrá valido de algo, pero puede que sí al pensarlo ahora.
Nota histórica: leído ahora, suena un poco infantil y todo, pero en su momento el berrinche fue monumental, y la sensación de estafa brutal. Ir a reclamar una cosa y que te miren como si fueran un chorizo… Menos mal del director de banco que el lunes puso cordura al asunto.