-Deberías de firmar con nosotros porque somos muy buenos… Uhm, de hecho conviene que sepas que uno de tus autores, de los importantes, se está pensando el firmar con nosotros. Lo que no te puedo decir quién es.
Silencio por mi parte.
-Bueno –siguió-, la verdad es que es uno de los importantes, importantes… En cuanto a ventas.
La conversación sigue por otro lado y finalmente regresa al mismo sitio, y ante mi pasividad y nulo interés por saber de quién se trataba (como sin o tuviera otra cosa que pensar que en cotilleos), añadió.
-Bueno, no debería decírtelo, ya sabes, pero se trata de Carlos Sisí.
Fantástico, ¿y qué? Se cree acaso que el autor no puede hacer lo que considere oportuno, sobre todo teniendo en cuenta que es libre por contrato de hacerlo. Claro que no debe de saber qué contrato tenemos ni la buena relación con Carlos (es lo que tiene haber nacido los dos el 5 de diciembre de 1971).
El caso es que le han insistido y yo me he informado. Desde mis distribuidores me dicen que son unos fantasmas oportunistas y que mejor le digamos a Carlos que no firme nada con ellos.
Ya veremos.
Nota histórica: finalmente, para evitar líos, Carlos firmó un contrato con respecto a esos derechos con nosotros.