Y como cada mes, os dejamos con el editorial de nuestra siempre excelsa y feminista editora.
Por una aclamación popular sin precedentes en esta sección, y ya es decir teniendo en cuenta algunas ocasiones pasadas, retomamos el tema de la masturbación femenina, intentando alejarnos todo lo posible de mis experiencias personales para no centrarlo en esta ocasión únicamente en mí (lo siento, imagino que esto le habrá dolido a más de uno).
Como imagino (por vuestro bien) que ya sabréis, la mayoría de las mujeres se masturba estimulando la zona del clítoris. A partir de ahí, una cuarta parte de ellas suelen añadir también el estímulo vaginal introduciéndose sus dedos para incrementar la sensación placentera (he de confesar que suelo hacerlo, ya que ayuda bastante al menos en mi caso). Pero el estimular solamente la vagina para masturbarse es un procedimiento más bien minoritario, a pesar de lo que se pueda ver en las películas pornográficas (ésas que ninguno de vosotros ve). Por lo que pude deducir en su momento por conversaciones con amigas y por lo que he podido leer a lo largo de los años, la gran mayoría de las mujeres se masturban acostadas (o en el baño) y con las piernas abiertas; otro dato interesante es el hecho de que haya un 10% que lo hace boca abajo y con las piernas más juntas (o muy juntas). La mitad de estas últimas no emplean los dedos para masturbarse sino que se frotan contra una almohada, las propias sábanas o incluso montando algún peluche (imagino que esta escena gustará de imaginar a más de uno de vosotros). Esto es algo bastante personal de cada una, y mientras que hay mujeres que una vez encuentran un sistema de autosatisfacerse lo llevan como bandera hasta el final de sus días (pobres peluches aquéllos que caigan en sus manos, aunque imagino que en la calenturienta mente de más de uno ya se habrá formado alguna fantasía sexual ‘peluchera’), las hay que van alternando y explorando nuevos campos, buscando en la novedad el placer, probando en un sitio u otro, ensayando distintos sistemas y fantasías.
Dicho lo cual, e imaginando que continuaremos con este tema el mes que viene, todas aquellas que quieran escribirnos sobre este asunto (garantizando el más absoluto de los anonimatos), que no dude en hacerlo. Estoy segura de que con ello ayudaremos bastante a más de una de nuestras lectoras en el descubrimiento de su propio sexo, ya que por lo leído entre las más jóvenes que nos leen, hay todavía bastante confusión al respecto.