Entrevista a Pere Olivé para la revista Dolmen 315
6 marzo, 2024 | 0 Comentarios

Tal y como nos habéis solicitado en varias ocasiones hoy os traemos una entrevista a Pere Olivé para el número 315 de la Revista Dolmen.

Así como a Jack Kirby o Steve Ditko se les considera los “padres gráficos” de Marvel Comics, para todos los que integramos la Generación Forum esa categoría solo tiene un responsable: Pere Olivé. Rotulista, dibujante, grafista o responsable de algunas secciones de correo (¡el Profesor Olivorsio Aschumpeter!), entre otras cosas. Sin duda alguna, una de las personas claves para el nacimiento, crecimiento y expansión de la marca Forum no en una sino en varias generaciones de lectores. Para todos ellos, sobran las presentaciones a la hora de referirse a Pere Olivé. Y quienes vinieron después, seguramente hayan oído hablar de su figura en algún momento u otro. Cuando estábamos planificando las entrevistas para esta revista dedicada a Fórum, teníamos muy claro que teníamos que hablar con él. Afortunadamente, no dudó ni un segundo a la hora de dedicarnos un buen rato de su tiempo y sus grandes dosis de amabilidad. Os dejamos, sin más dilación, con la entrevista de una de las mejores personas y más influyentes de Cómics Fórum.

Antes de hablar de la parte profesional, me gustaría preguntar cuáles recuerdas que son tus primeras lecturas. Con nostalgia…

¡Bueno! Soy de la generación de posguerra. Por lo tanto, las lecturas de tebeos eran las de la época. Sobre todo, el Pulgarcito y el TBO. Esas eran mis lecturas de infancia. Y también el Billiken, el Rico Tipo… Las que llegaban por aquel entonces de Argentina. Era muy frecuente en los años cuarenta leer tebeos argentinos. Todo esto es lo que estaba en los quioscos.

Eso respecto a los tebeos. Pero también fui un lector de libros muy precoz porque me apunté de jovencito al Instituto del Teatro. Y a mí encantaba leer obras de teatro. Y me sigue gustando.

¿Teatro? ¡Qué bueno! 

Y además siempre me ha parecido que todas las artes se dan la mano. Lo que en teatro es en escenas, en cine es en fotogramas y en cómic es en viñetas. La narración contada en imágenes siempre me ha interesado.

Incluso me ha interesado cuando el cómic contaba, como origen, vidas de santos. Todo lo que ha sido narrativa en imágenes. Siempre me han interesado los orígenes del cómic en España. Ahora hace 85 años de la muerte de Apeles Mestres, uno de los creadores de la historieta española. Su obra siempre me interesó porque yo ya la leía de jovencito. Debuté en el teatro con una obra de Apeles Mestres.

Y cuando descubrí que era historietista, dramaturgo, jardinero… Tenía un montón de oficios.

Un hombre renacentista.

Sí, pero de la época de La Restauración, de la segunda mitad del siglo XIX. Y vivió parte del siglo XX porque murió en 1936, al estallar la guerra. Salió la crónica de su muerte con el inicio de la Guerra Civil.

Sí, es cierto que todas las artes van de la mano. Pero no es lo mismo leer Los Diez Negritos de Agatha Christie que verlo en el teatro donde, o lo ocultas muy bien o se pierde la sorpresa.

Es curioso que las obras de Agatha Christie fueron muy representadas en los años cuarenta y cincuenta. Porque como, estábamos en la dictadura franquista, muchos autores españoles y extranjeros estaban prohibidos. Y lo que más se representaba era Agatha Christie. Y la gente que estábamos haciendo teatro por aquel entonces representamos muchas veces La Tela de Araña, Los Diez Negritos, La Ratonera, Muerte en el Nilo

No es que las obras de Agatha Christie estuvieran de moda… Eran un simple entretenimiento y, como no se metía mucho en política (por lo menos no en la de España), pues se representaba mucho.

Aquí en Barcelona, incluso, se traducían al catalán del castellano. Era bastante frecuente.

Demos un buen salto a la etapa profesional. Yo entiendo que tú, antes de esos primeros números de Forum, ya estabas en el ajo trabajando para Planeta.

Sí. Es que desde los años setenta tanto Antonio Martín como yo trabajábamos ya en el grupo Planeta. Estuvimos en las ediciones de Luis Gasca, en las colecciones Año de Oro y Noveno Arte, que se editaba parte en San Sebastián y parte en Barcelona… Y después de que cerrase lo de las ediciones de PALA (que editaban cómics, fascículos, libros e, incluso, una enciclopedia), pasamos al departamento de producción y de redacción de Planeta, que es donde se editaban libros, fascículos y cosas de todo tipo.

Yo, como grafista y técnico editorial, y Antonio, como redactor, estuvimos trabajando en la Historia de la humanidad, de la ciencia, de la economía, La Enciclopedia Planeta de las Ciencias Ocultas… Maquetamos un montón de libros de la colección Espejo de España, que después se llamó España Escrita… Un montón de novelas y de libros.

En Planeta se trabajaba en plan fábrica. Era industria del libro pura y dura. Y el diseño de un libro o la maquetación de un fascículo o enciclopedia se repartían entre las 42 personas que estábamos en el departamento. Hacíamos todos un poco de todo: grafismo, técnica editorial, rotulación, diseño, dibujo, revisión de imprentas… Lo que pasara por encima de la mesa. De todo.

Tengo que decir que creo que has mentido. Antes de empezar me decías que no te acordabas de nada, pero te acuerdas perfectamente de todo [Risas]

[Risas] ¡No! No recuerdo los detalles. Pero, globalmente, lo que hice, sí. ¡Si hasta me acuerdo de cuando empecé a trabajar en publicidad y de cuando hice teatro! Previamente a lo de Planeta, yo trabajé en el Diario de Barcelona. También trabajé en las redacciones del TBO y de En Patufet.

En general me acuerdo de todo. Lo que no sé son detalles y fechas. Cuando me preguntan por fechas concretas es en lo que fallo. Pero recuerdo mis inicios profesionales, sí.

Yo estudié para dibujante y proyectista siendo muy pequeño, en La Escuela del Trabajo. Y luego seguí estudiando dibujo, diseño y todas las materias que enseñaban en el Instituto de Teatro. Si aprendes perspectiva diédrica, lo mismo te vale para montar un decorado que para diseñar el stand del Salón del Cómic o de una feria de muestras.

A mí siempre me ha gustado dibujar. Tengo pasión por la geometría, por el dibujo, por la anatomía… Por todo. Y por las artes gráficas también.

¿Y cómo recuerdas aquel momento en el que te dicen: nosotros vamos a lanzar los cómics Marvel y queremos contar contigo? Hay crónicas que dicen que tú fuiste el primer recluta de aquella aventura.

(Risas) Si hablamos con terminología militar, fui el primer recluta, sí. Fui la primera persona que Antonio Martín propuso a José Manuel Lara Bosch para que le ayudara a editar cómics en su departamento. Y, claro, como Antonio Martín y yo ya trabajábamos juntos en enciclopedias… En ese momento estábamos terminando una Enciclopedia de la Humanidad y dejamos a medias la Enciclopedia Planeta de las Ciencias Ocultas. Afortunadamente nos quitamos un peso de encima. Aquello era muy raro… Tratar con astrólogos, monjas y ese tipo de gente es un poco inquietante. No por nada. Pero se creen en la posesión de la verdad absoluta. Es un pelín cargante. Y aquello fue una liberación.

¿Aquello cómo fue? Pues se lo propusieron a Antonio Martín. José Manuel Lara Bosch tenía ganas de editar cómic. Eso me consta porque ya había trabajado directamente con él en entrevistas en Barcelona y en Madrid para la revista oficial Nueva Historia y para la Playboy. A José Manuel Lara Bosch le encantaban las revistas y los tebeos. Le propuso a Antonio una línea de tebeos españoles basados en una encuesta que indicaría qué es lo que le interesaba a la inmensa mayoría. En esa encuesta participamos un montón de personas antes de que el departamento de marketing se pusiera en marcha. Nosotros siempre hacíamos encuestas y preguntábamos a la gente en discotecas, en bibliotecas… Preguntábamos qué es lo que preferían leer, qué les gustaba… Realmente de lo que nos percatamos es que, a la gran mayoría de los lectores, lo único que les interesaba de autores españoles era Mortadelo. Del resto, alguien conocía a Carlos Giménez, otros conocían a otros autores.

Toda la línea Bruguera de tebeos estaba ya en decadencia y el interés de la gente joven de finales de los setenta/principios de los ochenta era los superhéroes. Y empezamos con los superhéroes porque era el máximo interés de los lectores. Igual que a partir de los noventa fue el manga, en esa época era los superhéroes. Había que comenzar a editar aquello que tuviera más posibilidades de que consiguiese un público lector de tebeos.

¿Te había llegado algo de Marvel? ¿Qué sabías tú de Marvel por aquel entonces?

Poquísimo. A nosotros nos orientó mucho Francisco Pérez Navarro y otros colaboradores como Raimon Fonseca. Ya has hablado con ellos, ¿no?

Con Raimon, sí.

Antonio Martín también se interesó mucho por ellos. Partimos prácticamente de cero. Porque yo lo único que conocía de los tebeos de Marvel era que veía como imprimían los tebeos de Vértice en el taller.

¿Y te picó el gusanillo de leer algo? La Espada Salvaje de Conan… Algo que no fuera tan superheroico. ¿Leías todo o solo un poco?

Lo leía bastante por encima. Me gustaba bastante más el tebeo de humor y de aventura. Pero como nos dimos cuenta de que eso era lo que interesaba a la inmensa mayoría, sí que comencé a leerlo, por saber de qué iba y cómo funcionaba. Y, en la medida, en que comencé a leerlo comprendí porque había tanto interés por Spider-Man, por los mutantes y que era lo que representaban cuando los llevó Chris Claremont. Los marginados de Estados Unidos y de muchas partes del mundo se identificaban con ellos. Por cualquier cosa: por su modo de ser, de sentir o de pensar. Pero se identificaban mucho con los mutantes. Y con los superhéroes en general, porque tenían superpoderes. Cuando, precisamente, es aquello que necesita el que le falta de todo… Encontrarse con alguien que tiene superpoderes ejerce una cierta magia y fascinación. Psicológicamente los superhéroes son muy potentes. Sobre todo, en aquella época conectaban mucho. Porque cada generación tiene una preferencia de cómics. Al igual que la tiene de libros. No es lo mismo la generación Z que los millennials.  Estaban muy de moda. En los setenta y ochenta tenían mucha fuerza.

Se dice mucho de la generación Forum.

Sí, ellos lo han puesto. Hay una página que le llama Marvelmanía, generación Forum. La sección Marvelmanía pegó muy fuerte. Un gran acierto, y supongo que Raimon también de lo habrá contado ya que era uno de los que contestaba más cartas, era el contacto de los lectores.

Con Raimon solo estuve tres horas. No le dio tiempo a contarme eso.

¿Tres horas? ¿Y no te lo contó?

No. Ya sabes cómo es Raimon…

(risas).

Lo de generación Forum es un término engañoso. ¿Qué entendemos por generación? ¿Eran lectores de un rango de 20 años?

Los lectores que teníamos de Forum eran quinceañeros. Trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete… Ahora tienen entre 48 y 50 y han montado un grupo que se llama Marvelmanía, generación Forum. Obviamente eso no engloba a todos los lectores. Son un grupo que está en internet… Ni tampoco entonces ni ahora ni nunca hubo una generación Forum. Eso es una entelequia, una fantasía. Pero no todo el mundo leía cómics de Forum.

Entonces los de la generación Forum que entraron a finales de los noventa, en teoría, también son de esa generación. Conocieron Marvel a través de esa editorial. 

Sí. Los lectores de superhéroes, claro. Siempre. Pero entre los lectores de cómics siempre ha habido grupos de superhéroes, de francobelga, de cómic español, de japonés… Había lectores que leían de todo y otros tan solo un género. Había lectores que solo leían Conan, el Bárbaro. Eso era un capítulo aparte. Conan era una especie de icono gay, pero ya no lo es tanto. Había saunas gay y sex shops decoradas con Conan, el Bárbaro. Las imágenes de Barry Windsor-Smith eran como un fetiche. Y eso también tiene su público.

Al principio parecía que la inmensa mayoría de lectores de superhéroes eran jóvenes quinceañeros que fueron creciendo hasta los veintipico. Mayoritariamente eran heterosexuales. Luego nos dimos cuenta de que había un público que se veía atraído por unos determinados personajes que eran gays o bisexuales. Y luego las mujeres… Las mujeres entraron posteriormente. En los ochenta la mayor parte del público era masculino y en los noventa empezó la paridad. Muchas chicas se interesan por los superhéroes y por otros tipos de cómic.

Actualmente la Sociedad de Autores de Cómic de España, a la que pertenezco, al principio eran todo hombres. Y actualmente hay muchas mujeres y chicas autoras. Autoras y lectoras.

Sí, sobre todo con el manga. Y para la gente más joven, ¿Qué hacía Pere Olivé en Forum? Eras grafista, ilustrador, respondías el correo de los lectores… Pero, ¿Eso en qué se traducía?

Un poco de todo. Pero, sobre todo, la parte gráfica. Yo me encargaba de la parte gráfica. Rotulaba y diseñaba los logotipos, montaba las portadas, las portadillas y las cabezas de sección, corregía el trabajo de los rotulistas… Había muchas correcciones a errores de tipo ortográfico y sintáctico. Luego había que revisar la rotulación y rotular los globos. Las correcciones no las hacía el mismo rotulista. Las hacíamos nosotros en redacción.

Y, en la medida en la que se iba avanzando la producción, teníamos más colaboradores externos… Tanto en diseño, como en redacción y en rotulación. Llegamos a un momento en el que sacábamos entre ochenta y noventa títulos al mes. Era una producción enorme. Y estaba la corrección de las imprentas, que también la hacía yo. Yo iba a las imprentas a revisar la impresión de novelas gráficas y cosas de importancia.

Además, había dos redacciones. Una en Barcelona y otra en Madrid. Y había unos días en los que trabajaba en Madrid y otros en Barcelona. Las primeras publicaciones de Planeta Forum estaban en el paseo de La Habana de Madrid.  La Espada Salvaje de Conan, Conan, el Bárbaro y Conan Rey se hacían en Madrid. Y, como no convencía mucho lo que estaban haciendo en Madrid, Antonio Martín me propuso que fuese director editorial de todo lo que se hacía tanto en Barcelona como en Madrid.

Y, evidentemente, las publicaciones que se hacían en Madrid cuidaban muy mal la rotulación. Y a partir de que empezamos a facilitar rotulistas, correctores y redactores, la cosa mejoró. Las primeras ediciones El Círculo del Crimen y de Biblioteca del Terror que se hacían en Madrid y todos los productos de quiosco, daban mucho trabajo. Había muchas faltas de ortografía. Trabajaban muy precipitadamente. Lo fuimos ordenando un poco.

Si muchos de nosotros cerramos los ojos, podemos visualizar las cabeceras de los títulos de Forum. Que si Spider-Man, el Hombre Araña, que si Conan, El Bárbaro, que si la Patrulla X… ¿Cómo lo recuerdas? ¿Teníais feedback de Marvel? ¿Cuál era el feedback de los aficionados?

Nosotros teníamos unos modelos que estaban acordados con Marvel. Respecto al color y las formas. En cierto modo, seguíamos la pauta de los tebeos americanos. Hacíamos una especie de traducción visual, literal y gráfica de lo que hacían los americanos.

Si, por ejemplo, tenías que rotular El Hombre Máquina, tenías que seguir la pauta del logotipo de Machine Man, pero con más letras. Si, por ejemplo, tenías que traducir Ghost Rider, el Motorista Fantasma, tenías que rehacer el logotipo, pero con más letras. En castellano siempre hay más letras. Tenías que ajustar los logotipos. No hacer una rotulación nueva, pero sí que seguías la pauta de estilo que tenían los norteamericanos.

Más imaginación requerían las portadas del manga. Porque en el manga tienes que hacer un logotipo partiendo de cero. Olvidando los kanjis, su grafismo. Pero en el caso de Marvel, seguíamos la pauta que ellos indicaran.

Más que una creación, era una recreación de lo que hacían los americanos.

Ese 1,3 de más que ocupa el castellano respecto al inglés ha dado trabajo y quebraderos de cabeza a traductores y a rotulistas durante muchos años.

Sí, a todos. Había traductores que lo hacían muy bien. Lo importante era tener una capacidad de síntesis y de decir en menos palabras aquello que otros dirían en más. Eso facilitaba la labor de los rotulistas.

Había quien traducía de una forma más literal, más próxima a lo que hacían los americanos. Pero eso significaba un trabajo enorme para el rotulista. Le obligaba a modificar el globo y las viñetas… Y eso molestaba mucho a los lectores. Cuantos más retoques, peores críticas.

Eso contando que al principio no existían los ordenadores. A Planeta no entraron los ordenadores hasta 1995/1996. Todo se hacía a mano.

¡¿Qué me dices?!

Sí, hasta ese año no empezamos a trabajar con el ordenador. Así que toda nuestra vida profesional era recortando, pegando, retocando fotolitos, trabajando con copias… Era todo muy artesanal y difícil hacerlo por aquel entonces. Muchas horas de trabajo. Lo que pasa es que cuando está impreso no se nota.

Todas esas felicitaciones, postales, planchas de Feliz Navidad, Feliz Veranos, Felices vacaciones… Cerramos los ojos y los recordamos. Aquella de Dragon Ball con Spider-Man, las imágenes de toda la redacción…

¡Ah, sí! A mí siempre me ha gustado mucho dibujar. Lo que pasa es que por aquel entonces tenía poco tiempo para hacerlo. Tenía que coordinar lo que hacen los demás. A veces dibujo más ahora que entonces. Ahora colaboro en una página que se llama El Churro Ilustrado, de Madrid. Y también colaboro en una revista del pueblo en el que vivo. Y llevo casi 300 viñetas dibujadas. Eso son un montón de dibujos.

Y cuando trabajaba, si me daba tiempo, hacía dos o tres al mes. Intenté hacer una serie de viñetas, pero no me dio tiempo a continuarlo porque tenía que coordinar el trabajo de los demás. Antonio me nombró director artístico y eso significaba que tenía que cuidar del trabajo de otros grafistas y diseñadores. En la medida en que aumentó la producción, colaborábamos con mucha gente. Por ejemplo, Ferrán Delgado dibujó un montón de logotipos que yo ya había hecho a lápiz. Él les hacía las tintas, los mejoraba y los hacía maravillosamente bien. También colaboró Ruz Serrano… Un montón de gente colaboró en el área de diseño. También en correos y en la redacción…

Lo de los packagers diría que comenzó en 1995, pero viene de más atrás. Pero sí que hay un boom y se empieza a subcontratar a lo bestia.

Eso se lo tienes que preguntar a Antonio Martín.

Me está mirando desde la balda.

(risas). Desde 1982, en Madrid, y 1983, en Barcelona, hasta mediados de los noventa, se coordinaba todo desde redacción. Impusieron lo de los packagers y el trabajó pasó a ser más exterior y a hacerse menos cosas desde dentro. Cambió la forma de trabajar.

Y ahora, no sé si has visto, en septiembre Planeta sacará una revista llamada Forum en homenaje a Forum, que cumplirá cuarenta años el próximo año.

Sí, efectivamente. He visto la portada. Pensé que salió en julio, no que saldría en septiembre. No sé por qué tengo este baile de fechas…

Bueno… Creo que ha salido ya, pero pone fecha de septiembre. Está impresa, editada y ya está circulando. Está ya en las librerías. Yo la tengo aquí.

Me pidieron una viñeta en la que saliera, de nuevo, el Doctor Átomos. Y hay un nuevo contestador de correos que es un robot.

Hablando con gente para preparar este especial de Dolmen de septiembre, me he enterado de que hay un editor preparando un libro. Supongo que estarás al tanto.

Sí. Hay muchas personas interesadas en Forum. Hace un par de años ya sacaron Los Chicos que Coleccionaban tebeos de Julián Clemente y de Helio Mira, en el que también de hablaba de Forum. Cada uno desde un punto de vista diferente.

Un fenómeno que durante unos años interesó a un nutrido grupo de gente. ¿A cuánta? No lo sé exactamente porque, en cuanto tirajes, hacíamos muchos títulos, pero no eran muy numerosos. Había títulos de 5.000 ejemplares y otros de 8.000 y 10.000 ejemplares. No era una cosa multitudinaria. Lo que pasa es que se prestaban los tebeos unos a otros, estaban en las librerías y bibliotecas… Circulaban mucho, pero las ventas no eran extraordinarias.

Nosotros no tuvimos ventas extraordinarias hasta que no empezó el manga. De Dragon Ball se editaron 85.000 ejemplares semanales tanto en castellano como en catalán. Y eso no previamente ocurrió con ningún otro tebeo de superhéroes.

Ni previamente ni posteriormente.

No. Actualmente los tirajes de cómic y de novela gráfica siguen siendo bastante reducidos. Yo he dado charlas sobre cómic y he hablado en la radio… Y. tal y como hice previamente, he pasado por Madrid, Parla, Fuenlabrada, Getafe, en Móstoles… Y también en sitios cercanos a Barcelona…  Y mucha gente no conoce los autores de cómic actuales. Sigue siendo algo minoritario. Estamos igual que entonces. La inmensa mayoría conoce el Mortadelo y ya.

Aquí salió en un suplemento de El País del año pasado dedicado a Carlos Giménez y en el pueblo me preguntaban que quién era Carlos Giménez. No tenían ni idea.

A finales de los ochenta dejas Forum durante un tiempo. ¿Qué te llevó a dejarlo en aquel momento concreto? Todavía no se había llegado a la cancelación masiva de series de los noventa.

No, pero eso también lo cuenta Antonio en su libro. Planeta fue cambiando los mandos intermedios. La gente que estaba por encima de Antonio lo machacaban mucho. No dejaban que yo fuera el director artístico. Querían que fuera un técnico editorial vasco. Pusieron mucha gente por encima de Antonio. Con José Manuel Lara Bosch nos entendíamos muy bien. Pero pusieron a otra gente por encima que quisieron organizar todo. Y nos veían como elementos currantes de todo lo que se hacía en Planeta.

Y a la vista de que todo iba a ser más mecánico y menos artesanal… Y ya no teníamos tanto poder de decisión sobre lo que se iba a editar o no. Todo era impuesto desde el departamento de marketing, desde arriba. Era todo muy teledirigido.

Se dieron varias circunstancias. Entre ellas que murió mi hijo y yo tenía muchas ganas de que siguiera colaborando en Forum. Pasaron muchas cosas que me obligaron a dejarlo. Depresión, circunstancias personales… Dejé unos meses la editorial. Además, me ofrecieron trabajar en una editorial que publicaba revistas eróticas. Y, como yo tenía un montón de relatos y cosas, me apetecía trabajar en ello. Estaban de moda todas las revistas de destape. Y, como con José Manuel Lara Bosch, yo ya había trabajado en la Playboy, me ofrecieron maquetar y diseñar cinco o seis revistas de quiosco. Me apetecía hacer eso y me servía de alivio por el disgusto de haber perdido un hijo. Era hacer una cosa distinta.

Al cabo de un tiempo, Antonio Martín me volvió a llamar para trabajar en Planeta. Por aquel entonces ya era Planeta DeAgostini, no era Forum. Ya tenía otro director artístico, Chus Gómez, que lo hacía muy bien. Yo me iba a incorporar otra vez al equipo. Pero ya se trabajaba con packagers. Era una cosa muy distinta. Seguíamos supervisando desde la redacción todo lo que se hacía.

Era la etapa de la novela gráfica y luego empezamos con lo del manga. Y eso sí que fue muy atractivo porque nos dio la ocasión de trabajar con nuevos logotipos, nuevos formatos, nuevas fórmulas…

Normal que Lara Bosch os tuviera mucho aprecio porque ingresó mucho dinero gracias a vuestro trabajo.

Sí. Lo de Dragon Ball fue un gran acierto. Y ahí trabajaron Ana María Meca, Juanjo Sartro, que ya no está con nosotros, Jordi Solé, que también falleció.

Pasamos una época bastante mala junto con amigos, conocidos y compañeros currantes. Cuando una experiencia es muy larga, pasa de todo. Cosas duras y cosas extraordinarias. Un poco de todo.

Yo creo que solo estuve un par de años fuera de Planeta. Luego volví y estuve hasta el año 2006. E, incluso, después de que Antonio Martín lo dejara en el año 2000, estuve tres años más con el siguiente director editorial y otros tres años con Jaime Rodríguez. Fue una etapa muy buena la del manga y de las novelas gráficas. Ya no teníamos Marvel, que se la había quedado Panini.

¿En 2006 te jubilas o te marchas? ¿Cómo fue aquello?

Llega un momento en el que las empresas editoriales quieren renovar al personal. Y hay que dejar paso a la gente joven. No podemos enquistarnos. Y en este año en el pueblo, me ofrecieron programas de radio, recitales de poesía. Recuerdo que yo estudié en El Instituto del Teatro y que, siempre que pude, compaginé todo con la labor de rapsoda y de actor.

Al estar jubilado, durante mucho tiempo antes de la pandemia, pude ir por el pueblo a recitar con músicos y pasándomelo muy bien en los escenarios. Después de tres, cuatro o cinco años haciendo eso, vuelvo a dibujar. Colaboro con la revista que se hace en el pueblo, en El Churro Ilustrado, con otra revista que se hace en Calella y en la revista del club de natación en la que soy socio. No he parado de hacer cosas.

Desde luego. Un hombre renacentista, como decíamos. Le das a todos los palos. Y me gusta que te veo en todos lados y que ejerces la militancia comiquera activa. Que no estás completamente desenganchado.

No. Además que leer tebeos es algo que me ha gustado hacer siempre. Y sigo leyéndolos. Ahora me han pasado un libro de Planeta que es de Esteban Maroto, que es un todoterreno. Nosotros colaboramos en Conan. Y sigue haciendo fantasía heroica. Me parece formidable. Y ha adaptado los cuentos clásicos de Chaikovski (El Cascanueces y cosas así) en viñetas. Se ha hecho en ballet y en teatro, pero que pase el muro del cómic me parece precioso.

En inglés se suele decir never meet your héroes, nunca conozcas a tus héroes. Porque muchas veces puede ser una pequeña o gran decepción. Pero en todos los años en los que has estado currando para Planeta/Forum, ¿Conociste a alguien que admirases?

¿Te refieres a autores? Sí. A autores, editores extranjeros o nacionales. ¿Cuáles son los tres o cuatro nombres que te vienen a la cabeza?

Yo, quizá, me vuelvo muy para atrás. Pero yo donde he estado más a gusto es trabajando en la revista semanal de Planeta, Por Favor. Trabajar con El Perich, con Vázquez Montalbán fue una de las cosas más bonitas de mi vida. Eran gente con un ingenio y una facilidad de palabra extraordinaria. Eran capaces de imaginar, escribir y crear cosas realmente maravillosas. Fue una revista de humor político que duró cinco años. Quizá fue una de las cosas más bonitas y apasionantes que yo viví del mundo de la edición.

En cuanto autores de Forum, admiro lo que admira mucha gente. John Byrne, Chris Claremont… Son muchos y muchos autores. No quiero dar nombres porque son conocidos. Desde Frank Miller a Bill Sienkiewicz. Auténticas figuras de la viñeta.

¿Llegaste a conocer a todos estos?

¡No! Yo nunca llegué a ir a Estados Unidos. Y conocí a los que vinieron aquí. A Chris Claremont, a Jim Shooter

Y nadie me ha decepcionado. Quizás porque soy un poco optimista, pero nadie me ha decepcionado nunca. Yo intento buscar el lado bueno de cada persona y cada autor tiene su punto.

Me gustó también editar lo de Barry Windsor-Smith. Ese autor es un auténtico genio. Y también me gustó editar una colección a la que nuestros jefes no prestaron mucha atención. Antonio Martín y yo sí le prestamos mucha y es la de los orígenes de la historieta española. Lo que te dije antes de Apeles Mestres, de Eduardo Sáenz, de José Luis Pellicer… O sea, de la gente que inició la historieta en España. Me parece muy interesante porque, sin ellos, no habría seguido nadie. Fueron los creadores de la narrativa gráfica. Mucha gente no le da importancia, a pesar de que tengan calles. Por ejemplo, Pellicer tiene una calle dedicada en Barcelona a la que el dibujante Pedro Espinosa le dedicó un álbum. Me parece una maravilla porque el resto de la gente, excepto los que viven en la calle, no tienen ni idea de que Pellicer fue uno de los pioneros de la historieta española.

Pues nada. Hasta aquí la entrevista.

Pues muchas gracias. Yo quiero reivindicar a los pioneros porque, gracias a ellos, siguieron luego los grandes historietistas, como los que trabajaron en TBO y Pulgarcito. No te los voy a citar porque los conoces de sobras. Desde Escobar hasta el mismo Ibáñez, la época de esplendor de la historieta española (desde 1917 hasta los años setenta) se dio en el TBO y en Pulgarcito.

Historia del tebeo.

Sí, además cuando se leían de verdad tebeos eran en los cincuenta y sesenta. La gente se leía los tebeos y los tiraba por la calle. El coleccionismo comenzó con los superhéroes.

En la época del TBO y el Pulgarcito, no se coleccionaba. Los leían y los pasaban de unos a otros. Era un producto de uso. Como los periódicos.

Luego se hizo lo del compro, cambio, vendo.

Sí. Eso funcionó durante una época. Yo dibujaba la cabecera de esa sección. Se vivía en vivo y en directo en el Mercat de San Antoni en Barcelona y en el Rastro de Madrid. Ahí había un intercambio total de tebeos.

Ahora con la pandemia eso se ha paralizado. No sé si va a seguir. Espero que sí, porque como soy octogenario avanzado, como dure mucho la pandemia… Tengo muchas ganas de ir a Madrid, a Valencia, a San Sebastián, a Bilbao… Ya he estado, pero quiero volver. Siempre es interesante cualquier conexión con la cultura, con el libro, con el cómic, con el cine, con el teatro… Siempre es apasionante.

Seguro que nos vemos antes que después. Eso sí, muchísimas gracias por tu tiempo y este ratito de charla,

¡Un abrazo! Y a ver si nos vemos en un evento de Madrid o de Barcelona o en algún sitio. Por cierto, otra persona que no te he citado pero que admiré muchísimo es Luis Gasca, murió recientemente. Para mí es una de las referencias de la divulgación del cómic. Fue el director de la primera línea de cómics que editamos. Era una maravilla. Amaba el cómic como pocos. Y es alguien que ha sido capaz de hacer algo excepcional. Y eso es montar un archivo, rotularlo y ordenarlo. Es un archivo maravilloso. Algo formidable. Yo cuando estaba muy enfermo di casi todo mi archivo a una empresa, a una fundación de San Sebastián, la Koldo Mitxelena Kulturunea de Donosti. Todo está en el archivo general de Gipuzkoa, en la división de cómic, que la dirigió Luis Gasca, que falleció hace poquito. Todos mis tebeos y dibujos están ahí.

Sin duda. Murió el mes pasado y fue una auténtica pena.

Sí. Bueno, pues muchas gracias, Pedro. Un abrazo y hasta pronto.

¡Un abrazo!

 

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