Entrevista a Édith Grattery, Emma G.Wildford.
Édith Grattery, más conocida como Édith, nació el 25 de julio de 1960 en Marsella, es diseñadora de cómics e ilustradora.
Su primer álbum, Ornicar, de un guión de Gilles Gonord, apareció en 1988 en Futuropolis in X Collection. El público lo descubrió en 1990 con la serie Basil and Victoria , con guión de Yann le Pennetier . El segundo álbum de la serie, Jack, obtiene el Alph-Art del mejor álbum 1993 en el festival internacional del cómic de Angoulême y la serie finalmente será adaptada en dibujos animados bajo el título Orson y Olivia .
Tras la publicación de Emma G.Wildford, nos ha concedido una entrevista que os invitamos a leer. ¡Disfrutadla!
Los que hemos leído la obra, vamos a llevar ya para siempre a Emma G. en el corazón. ¿Conoceremos más historias de la vida de Emma?
Estoy encantada de que el personaje de Emma haya conmovido a los lectores. No, no hay prevista una continuación. Pero nunca se sabe…
¿Cuándo acaba de dibujar una historia, es fácil desprenderse de los personajes o la acompañan para siempre?
Tengo una relación afectiva con la mayoría de personajes que dibujo. Pero cuando termino un álbum, llega a las librerías y, por tanto, a manos de los lectores, para mí, ya tienen su propia vida. Eso no quiere decir que los olvide, pero me permite dibujar nuevos personajes.
Esta obra la firma con Zidrou. ¿Cómo se encontraron y cómo decidieron dar vida a Emma G. Wildford?
Nos puso en contacto un conocido común. Me interesaba trabajar con Zidrou, conocía su obra. Cuando los dos estuvimos disponibles para trabajar juntos, Zidrou me preguntó si tenía alguna idea gráfica. Mencioné los paisajes del gran Norte y el hecho de que no quería dibujar una época moderna. Así que Zidrou me escribió una historia a medida con una maravillosa heroína.
¿Cómo escoge Edith los guiones o los proyectos, sobre todo cuando se trata de proyectos en pareja? (Guionista-dibujante)
Es muy instintivo. Cuando leo un guion o una novela para una adaptación, si me vienen inmediatamente a la cabeza imágenes dibujadas, es buena señal. He tenido entre manos textos llenos de cualidades pero que no me provocaban esa “proyección gráfica” al leerlos. Esa sensación es la razón primera y principal para aceptar un guion.
No parece una tarea fácil poner en imágenes un guion escrito por otra persona. Al escribir, seguramente ya tendrá una idea de cómo deben ser los personajes. ¿Suele ser una tarea difícil la de entenderse con los guionistas?
Sí, a veces no es fácil, al menos para mí. Cada uno tiene su propia visión de la historia. He aprendido a anticiparme al problema. Ahora, cuando empiezo un proyecto con un guionista, defino una especie de contrato moral. Hasta qué punto acepta el guionista que me apropie del guion y hasta dónde acepto yo que el guionista haga comentarios sobre mi puesta en imágenes. Cuando los límites están definidos desde el principio, las cosas van bien.
De todos los personajes que ha creado, ¿hay alguno que le guste especialmente?
Mi personaje favorito siempre es el último que he dibujado. Eso no significa que sienta menos cariño por la mayoría de mis personajes, pero los mundos de las historias que dibujo son muy distintos unos de otros y los personajes no forman una familia homogénea. Pero me gusta dibujar de vez en cuando alguno de mis personajes anteriores en una ilustración o alguna dedicatoria.
Históricamente, el cómic ha estado protagonizado por personajes masculinos y también los creadores han sido hombres. ¿Cómo mujer, ha encontrado algún obstáculo en este mundo?
Empecé a ser editada a principio de los años noventa. En aquella época había muchas menos autoras de cómics, así que firmé contratos similares a los de algunos autores. En las sesiones de firmas, me encontré con una gran mayoría de autores masculinos y formé parte del grupo sin que se me cuestionara, así que no noté diferencia de trato entre mis colegas masculinos y yo. Pero esa es mi experiencia personal. Eso no quiere decir que otras autoras no hayan encontrado dificultades al ejercer esta profesión. Y me solidarizo totalmente en la denuncia de las desigualdades de trato que todavía existen entre autores y autoras. Actualmente, las autoras cobran de media menos que los autores, así que aún queda trabajo que hacer entre los editores. En cuanto a las heroínas, han evolucionado (afortunadamente) hacia una diversidad mucho mayor.
¿Cómo entra Edith en el mundo de la ilustración y como consigue convertirse en una de las autoras más reconocidas dentro del mundo del cómic?
Estudié en una escuela de arte a principios de los años ochenta, en la que el cómic estaba muy mal visto. Me gradué como videoartista pero, al mismo tiempo, conocí a algunos dibujantes (Riff Reb’s , Cromwell, Arthur Qwak, etc.) que estaban realizando sus primeros álbumes de cómic en su estudio (Azylum). Ellos me dieron las bases para empezar hace una treintena de años y no he parado desde entonces. Ha habido éxitos y también álbumes que no han vendido mucho pero, a largo plazo, el hecho de publicar álbumes regularmente, algunos de los cuales han sido galardonados, me ayuda a ser reconocida.
¿Cuáles son y cuáles han sido sus referencias en el mundo del cómic ?
No tuve muchos cómics en casa de pequeña. Uno o dos de Astérix que me regalaron, algunas viejas revistas de los años cincuenta en casa de mis abuelos, donde pasaba mis vacaciones. Fue en la adolescencia cuando descubrí los álbumes de cómic contemporáneo, con los compañeros del instituto. Así que construí mi cultura del cómic de forma desordenada, en función lo que encontraba en sus casas. Mi primer impacto visual fue Hugo Pratt. Todavía tengo un gusto bastante ecléctico en mis lecturas pero, cuanto mayor me hago, más espero de un álbum que tenga un guion sólido y una verdadera intención narrativa. La estética del dibujo ya no me parece tan importante. Si el dibujo cuenta bien la historia, el estilo gráfico no importa tanto.