Fue a finales de noviembre de 1998, cuando recibí una llamada a mi casa en la ahora lejana época en que el ‘Dolmen’ se hacía desde ella. Se trataba de Toni Guiral a quien le tocó la (ahora lo sé) poco grata noticia de enviar un mensaje muy claro: si queríamos que el ‘Dolmen’ siguiera apareciendo dentro de Camaleón debería de dejar de aparecer yo como editor de la revista y debería aparecer Camaleón como tal.

Obviamente, en aquella época (doce años más joven) y tras haber lanzado la revista y haberla conducido en su ya larga travesía, aquello me pareció un insulto, una forma poco sutil de darnos la patada de aquella casa (que en aquella época estaba en plena reestructuración, con la entrada de Toni Guiral y Ana María Meca –reestructuración que finalmente fue más grande al dejarse de lado el plan editorial y centrarse en el de diseño gráfico).

Hay que recordar que Toni Guiral y Ana María Meca habían entrado en Camaleón con la idea de reflotar la editorial, en una apuesta bastante arriesgada a nivel profesional por su parte ya que implicaba dejar sus puestos como editores en Planeta (líneas Iberia y manga respectivamente, si mal no recuerdo en estos momentos).

(Seguirá)