Vender novelas es una cosa complicada, lo cual no creo que sea una revelación a estas alturas. La batalla entre las grandes editoriales, la piratería, la oferta complementaria existente en ocio… todo ello hace que estemos ante un camino de rosas bien lleno de espinas.
Ya no es cuestión de distribución, promoción… se trata de que no se venden, salvo las de los autores de siempre y honrosas excepciones.
Y para rematar el asunto, en un mercado donde no se venden libros, salen 300 novedades ¡al día! Ahora, competid con ello. Se pueden buscar culpables, se pueden intentar hacer las cosas mejor… pero la realidad es inalterable.
¿Cuál es la opción frente a eso? Imagino que sobre todo no rendirse, no resignarse, luchar con ilusión y pensar en nuevas fórmulas.