Hace dos años, domingo 26 noviembre 2023

Esta semana ha venido marcada por mi viaje a Madrid de dos días para hablar con los autores de tres de las obras que habrán de marcar 2024. Bueno, dos obras, porque la tercera la veo complicada, la de Isaac Sánchez. O no.

Viajé el miércoles y lo primero que hice fue quedar con el bueno de Lorenzo Díaz, al que hacía tiempo que no veía, para ir juntos a una comida con Jesús Moreno y su encantadora mujer, Aneke y Carlos Portela. Todo muy agradable, como no podía ser de otra forma, con la idea de concretar luego con Aneke y Portela la parte final de la aventura final de Esther Lucas. Todo fue bien, les transmití la importancia de llegar a la fecha marcada (acumulamos mucho retraso, normal por sus complicadas agendas) y lo contento que estaba con el resultado final de la obra; la mejora de Aneke es brutal.

Después quede con los hermanos Fresno para concretar algunos detalles del contrato de Benito Boniato. Son dos personas encantadoras y con los que resulta sencillo entenderse. Es curioso, porque Benito Boniato era un personaje que me encantaba de joven, y se me sigue haciendo raro coincidir con gente que es la creadora de obras que seguía con pasión tanto tiempo atrás. Tengo muchas ganas de verlo publicado, aunque nos espera un largo camino por delante, ya que restaurarlo será un infierno.

También quedé con Julián Clemente, con quien hacía mucho tiempo que no tenía un momento para hablar. En las dos horas que nos vimos apenas tuvimos tiempo de ponernos al día. Es un tipo inteligente, apasionado de su trabajo, y al que no se le reconoce todo lo que hace dentro del mundo del cómic. Al acabar, fuimos juntos a Atom Comics; fue gracioso porque el dueño no tenía ni idea de quién era yo, ‘un chico de Dolmen’ le dijo luego por mail a un compañero. El caso es que el librero es un enamorado de los Astroniks de los Frenos y me insistió mucho en publicarlos. Me lo pensaré. Que yo no fuera fan de los personajes no quiere decir que no tengan su público, que lo tienen por lo que veo. En parte, en eso radica el ser un buen editor, en discernir entre lo comercial y tus gustos personales.

Por la noche cené el mejor pastrami que he probado en mi vida. Fue con Portela y un amigo suyo al que estoy ayudando en un juicio que tiene por el uso del término ‘Mongo’ en el bar que regenta. Una larga historia que intentaré contar en otra ocasión.

Al día siguiente, cita con Isaac Sánchez para desayunar (unas porras) y ver qué hacemos el año que viene. Necesita nuevos retos y me comentó de reeditar “El hombre Pez” a la espera de ver cómo enfoca su futuro. Decida lo que decida, le apoyaré al cien por cien.

Más tarde quedé […]

Nota histórica: hasta aquí puedo leer porque aunque firmamos el contrato, la obra sigue en el aire. De hecho, ahora miraré de escribirle y retomar el tema, porque es una obra que podría funcionar muy bien.