Hace dos años, domingo 23 mayo 2022

Semana un tanto agridulce. Por un lado las cifras a nivel económico siguen cuadrando, por fin, y nuestro nivel de gestión sigue avanzando. Quedan muchas cosas por mejorar, pero parece que vamos por el buen camino.

Pedro Monje ha cogido velocidad de crucero y cada vez se maneja mejor. Puede que en ocasiones sea incluso demasiado entusiasta, pero imagino que es porque no me recuerdo a mí mismo al principio de esta aventura hace casi tres décadas. Debía de ser por el estilo, y debe ser complicado no emocionarse.

Nos hemos hecho con la licencia de un tebeo que me gustó mucho cuando nos lo ofrecieron y leí: ‘El último monstruo mecánico’. Tuve ocasión de encontrar tiempo para leerlo, y me alegro de haberlo hecho, porque es una delicia. Veremos qué tal funciona, porque el caso es que está muy bien, y fue nominado a los Eisner. Por cierto, que ‘Monstruos’ ha acaparado varias nominaciones en la edición de este año anunciada hace unos días.

El punto amargo viene con respecto a la continuación de la semana pasada del mail del compañero que lleva el tema de logística. Tuve que convocarle a una reunión e instarle a que se fuera si no se encontraba a gusto en Dolmen. Es la primera vez en todo este tiempo que tengo que indicarle a alguien que, a pesar del buen rollo que podamos tener, sigo siendo el que manda. No lo había hecho nunca hasta el momento, pero no ha quedado más remedio para que no existan confusiones al respecto de toda una serie de cosas. Y del mismo modo, he tenido que comentar que conviene no confundir el buen ambiente y las risas con el alto nivel de exigencia que hay en Dolmen, el mismo que tengo yo siempre para mí mismo. No exijo jornadas de trabajo de 12 horas como las que yo pueda tener, o las 24 que tuve en su momento, pero sí que en sus horas cada uno dé el máximo… que pueda.

Veremos si la charla ha servido de algo o, por el contrario, hay que tomar una decisión desagradable dentro de unos meses. El chico es majo, pero puede que demasiado joven.

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