CONVERSACIONES CON MI EDITOR: Entrevista a Házael González
26 febrero, 2020 | 0 Comentarios

L@s autor@s tienen un factor común entre ellos, aunque escriban sobre géneros, temas e inquietudes diferentes. Les une su diferente y característica forma de ver, mirar y observar el mundo. Su perspectiva y percepción de lo que rodea varía mucho en relación al resto de los mortales.

Entramos en la mente de quién hay detrás de Házael González, autor de la saga de fantasía Historias de la Tierra Incontable.

Pasen, lean y disfruten. Bienvenid@s!!

¿Cuándo empezaste a escribir?

Temprano: soy de esos a los que no les costó nada aprender a trazar letras y desvelar sus significados, y siempre fue un placer y jamás una carga. De hecho, mis primeros recuerdos acerca de la escritura son infantiles: en el colegio, se me daba tan bien que cuando nos decían que continuásemos cinco o diez líneas una historia, yo llenaba dos o tres páginas sin esfuerzo. Además, empecé a escribir mi diario a los 8 años, aunque aquel primer (y minúsculo) cuaderno me duró hasta los 13…

¿Cuándo y cómo escribes?

Va a sonar a tópico, pero cuando puedo y como puedo. Es decir, no tengo rutinas fijas de trabajo, ni mucho menos confío en eso tan volátil que la gente llama «inspiración». Sencillamente, las historias van viniendo y yo las voy anotando, y luego las pulo como mejor veo. Soy un escritor que no reescribe demasiado sus textos, y considero de mí mismo que soy bastante vago, porque de hecho, si fuera capaz de llevar la disciplina necesaria, tendría material de sobra para llenar páginas y páginas y páginas.

Nunca jamás he tenido eso que se llama «bloqueo de escritor«, porque hay demasiadas cosas hermosas o interesantes por explorar o por decir…

¿A mano, a máquina o con ordenador?

No es una pregunta baladí, en absoluto. Empecé a escribir a mano, hasta que llegó un momento (alrededor de la mitad de la veintena) en el que tuve que pasar alguno de mis manuscritos a ordenador, y fue un proceso interesante y satisfactorio… pero la primera vez que me metí con una novela directamente a ordenador, quedó tan anquilosada que volví al manuscrito previo (y de hecho, el manuscrito del Círculo Primero, sin ir más lejos, lo hice en una máquina de escribir electrónica, lo cual en aquel entonces ya era una antigualla). Fue durante la redacción del Círculo Segundo (donde sí hice un manuscrito a tinta y luego un pase a ordenador) cuando me di cuenta de que ambos textos eran igual de satisfactorios en cuanto a ritmo, por lo que ahí me pasé directamente al ordenador sin vacilar.

Hoy en día, mantengo el manuscrito para mis diarios y para algún relato, pero por razones prácticas respecto a soporte que no por nada que tenga que ver con el proceso… y por eso, me permito aconsejar a los que escriben que se pregunten a sí mismos dónde y cómo están más cómodos y por qué, porque pueden llevarse alguna sorpresa.

¿Tienes alguna manía o hábito a la hora de escribir?

La verdad, no. A veces escucho jazz u otro tipo de música que me sirve para coger el ritmo que necesito, o me tomo un té mientras lo hago… pero esas actividades también las asocio a otros momentos, como la lectura.

¿A quién pedirías consejo literario?

Muy, muy buena pregunta. Ay, en estos días ajetreados en los que todo el mundo está acostumbrado a dar opiniones y consejos (a menudo sin que se las pidan), uno echa de menos a veces algún referente de calidad a quien precisamente pedir consejo literario… Poniéndonos fantasiosos, me encantaría hablar acerca del proceso con Neil Gaiman, con Tolkien o con Julio Cortázar, pero he leído tanto sobre ellos que sé más o menos lo que me dirían al respecto. De todos modos, el mejor consejo literario que me han dado jamás me lo regaló en persona el gran José Luis Sampedro, y fue «joven, escriba usted lo que le dé la gana«.

¿Qué te llevó a publicar tus libros con el equipo de Dolmen Editorial?

La ambición, por supuesto (risas). Hablando en serio, conozco a Vicente García desde que ambos éramos jóvenes inquietos e idealistas, y ahora que no me lee, diré que respeto muchísimo su carrera profesional y cómo ha sido capaz de crear de la nada una editorial tan seria y tan potente como Dolmen, que para alguien como yo es exactamente lo que deseo y necesito: al ser una editorial potente, me permite llegar a un número amplísimo de lectores tanto en España como en Sudamérica y garantiza la presencia de mis libros en los circuitos más comerciales… y al mismo tiempo, al ser una editorial tan cercana, me permite controlar el proceso de fabricación y diseño del libro aportando ideas y sugerencias que siempre son escuchadas. Lo dicho, como seguro que no van a leer esto, diré que son un equipo fantástico (más risas).

¿Qué deseas de tus lectores?

Que piensen. Y desde luego, que se diviertan. Pero es que para mí, ambas cosas son lo mismo. Es decir, que si un libro no me hace pensar y cuestionarme cosas, no me parece divertido… y como yo no escribo filosofía ni sociología sino literatura, no puedo descuidar el elemento de aventura e intriga (lo cual, dicho sea de paso, tampoco sería deseable, porque yo soy el primero que tiene que pasárselo bien cuando escribe). Sin embargo, a veces algunos lectores jóvenes me dicen que mis libros tienen demasiada filosofía que ellos no comprenden (risas), pero yo no pienso rendirme: los cómics de Alan Moore están llenos de filosofía e ideas interesantes, y hay un público entregadísimo a ellos a quien no solo no le molesta eso, sino que es lo que desea. El mismo Moore dice que no hay que hacer caso de la ola de infantilización mainstream que las grandes compañías se empeñan en ofrecer a las masas, y yo soy de la misma  opinión.

¿Cuáles son tus referentes literarios?

Varios, porque no me cierro ninguna puerta. Sin duda, Tolkien tiene mucha culpa de que yo esté aquí, pero también Michael Ende, Gerald Durrell, William S. Burroughs, Patrick Rothfuss, Henry Miller, John Steinbeck… Creo que si alguien quiere ser escritor (aunque se considere a sí mismo un escritor «de género», cosa que yo no hago aunque me mueva tan cómodamente en el terreno fantástico) tiene que aprender a leer de todo y a no dejarse llevar por malas ideas acerca de qué literatura es (o no) la adecuada.

¿Qué te novela te hubiera gustado escribir?

Me lo han preguntado varias veces, y siempre contesto lo mismo: sin duda, Momo, de Michael Ende. Es un libro que me parece perfecto de principio a fin, y es a lo que yo aspiro. Ay, ese perfecto equilibrio entre poética, pensamiento, aventura, metáfora, visión infantil y planteamiento adulto…

¿Qué es lo mejor del oficio y arte de escribir?

Alcanzar ese lugar en el que todo fluye, en el que te sientes un canal por el que va surgiendo algo que no sabes de dónde viene ni a dónde va, pero que te deja enormemente satisfecho (y más aún que una lectura). Y los lectores, claro: cada vez que alguien me dice que les ha dedicado tiempo a mis libros y que está fascinado por ellos, me dan ganas de abrazarles…

Y ¿Lo peor?

Las dudas. El pensar «¿pero de verdad esto le interesará a alguien?». El darte cuenta de que nunca vas a llegar a los objetivos que te pones en cuanto a calidad (al menos yo, que soy un perfeccionista). Y el dinero, claro… porque por desgracia, y como pasa en cualquier otro arte, vivir de la creación siempre es complicado.

¿En qué personaje de cómic te reencarnarías?

Te diría que Spider Jerusalem, pero hay mucha gente que piensa que ya lo he hecho (risas). ¿Sabes qué? Creo que me gustaría ser un habitante de la aldea gala de Astérix y Obélix, comiendo jabalí y dándoles mamporros a los romanos todos los días…

¿Cuál es tu recomendación para los que quieren empezar a escribir?

Escribir y leer. Es un tópico, pero es total y absolutamente cierto: a escribir se aprende escribiendo, y leyendo. Y que no se rindan: la primera novela será peor que la segunda, y la cuarta será mejor que la tercera. Y como me dijo a mí Sampedro, que escriban lo que les dé la gana. Esto no es gratuito: a mí me rechazaron la Tierra Incontable en diez editoriales porque no sabían dónde meterlo, hasta que alguien descubrió su potencial y lo convirtió en lo que es hoy día… y si algo tuve claro incluso en las épocas más negras, era que yo quería escribir aquello como a mí me diera la gana, porque era lo que a mí me gustaba, y lo que consideraba que tenía que hacer.

De las obras, tanto de cómic como de narrativa que has leído últimamente. ¿Cuál recomendarías?

Estoy enfrascadísimo en Un Mundo Feliz de Aldous Huxley en la edición Cátedra de Letras Populares: lo había leído de joven, pero en una edición muy mala, y ahora redescubro la poesía y la profundidad de su autor (cielo santo, demasiadas veces parece que está hablando de nuestra época actual… ¡y es un libro de 1931!). Y de cómic, aparte de ser inmensamente feliz con la reedición de Transmetropolitan, estoy descubriendo con mucho placer la nueva etapa de La Patrulla Condenada. Y como siempre, Alan Moore puede hacer lo que quiera, que yo lo leeré (afortunadamente, aún no he conseguido leerme toda su obra).

¿Estás en algún proyecto actualmente? ¿En cuál?

 En una colección de libros de viajes que saldrá próximamente, nuevos volúmenes de la Tierra Incontable, y varias sorpresas relacionadas con ese mundo mío tan particular que estoy seguro que harán las delicias de los lectores de Dolmen Editorial… y hasta aquí puedo leer.

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