Hace dos años, viernes 2 marzo 2018
La semana ha venido marcada por el hecho de haber decidido, finalmente, acudir en persona a un juicio en Málaga, en una causa contra un autor cuyo libro salió publicado sin aparente contrato. Fruto de ello, ahora nos reclama una gran cantidad de dinero.
Es la causa por la que me declararon en rebeldía al no acudir a la citación previa (coincidió con tener demasiado trabajo en su momento, turno con mis hijos, no haber podido localizar un abogado y etcéteras varios). Ahora, por el contrario, ha coincidido que cae en un día en que hay vuelos directos hasta Málaga, y que un muy buen amigo ha accedido a ir desde Madrid para llevar la defensa; se trata de José Ramón Solera, al que conozco desde hace 20 años, cuando hacía reseñas en la revista Dolmen. Sin duda es un lujo contar con amigos así.
En otro orden de cosas, vamos a reimprimir toda una serie de libros que estaban agotados. Es un coste elevado de larga recuperación, pero es un valor seguro y una acción necesaria.