Entrevistamos a Angel Unzueta, estrella mundial del cómic, que nos explica el origen de ‘Historias de Ulis’ (Espiral ediciones)
De su libreta, a la imprenta y de su «pinturita» a las mentes de los lectores.
- Relatos de adultos para los ojos de los más pequeños
- Una obra con muchas capas y debates pero una ejecución rápida y fresca
- Y tu estrella, ¿Cuál es?
De vez en cuando las grandes estrellas del cómic, sacan tiempo para tomar una Moleskine, una “pinturita” y un rotulador, y dejar que su arte se derroche sobre el papel. Debe ser como una olla a presión, que necesita despresurizar para continuar cocinando. Pongamos nombre a nuestra estrella… se trata de Angel Unzueta. Sí, sí, el de Iron Man, el de Star Wars, el de DC, el de Marvel… Y el de ‘Historias de Ulis’.
Dice él que no es artista, que él es algo así como un creativo al servicio del personaje del que cuenta la historia, y que lo que le gusta es contar historias. No juzgaremos si es artista o no (su carrera habla por sí sola), pero lo que sí es, es modesto.
Bien pues, como The Beatles hacían sus canciones al inicio de su carrera, a una toma, Angel decidió un día retratar unos personajes, que rondaban por su cabeza, cuya vida transcurre mirando al suelo. Como en el mito de la caverna de Platón, miran las sombras para rehuir el peligro, y malviven escondidos de los humanos disfrazados bajo pieles de roedores.
Hablamos con Angel para saber de qué se esconden los Ulis…
Angel, ¿De dónde provienen esos personajes?
De un sueño. A veces, cuando mis sueños me llaman la atención, intento tomar nota con la mayor rapidez posible de los detalles. Y ese fue el caso de los Ulis… hará siete u ocho años que soñé en esos seres. Pero fue no hace tanto que, hablando con compañeros del gremio, que surgió la idea de hacer historias de adultos pero para los ojos de los niños. Estamos acostumbrados a la contrario, a contar con dibujos infantiles historias para adultos, pero lo que buscábamos era justo lo contrario. Era contar la historia y poner en los ojos del lector la interpretación.
Es paradójico que teniendo un objetivo tan meditado, la ejecución sea tan directa.
Sí, porque la publicación es exactamente lo que dibujé en la libreta. Sin pensar en cómo irían distribuidas las viñetas casi, ni en el ritmo de la historia. Simplemente dibujar lo que tenía en mi cabeza y ya…
¡Qué peligro!… y qué libertad…
Sí. He desarrollado mi carrera tratando de hacer realidad los deseos de los guionistas y editores. Eso te obliga a ser perfeccionista, realista… cuando realmente no siempre somos así. Es por eso que con los Ulis traté de cambiar el registro. Tal como fluía en mi cabeza, iba directo al papel. Pensé que se tenía que contar en 46 páginas y a eso me ceñí, pero sin colores y, sobre todo, contando más con la imagen que con la palabra. En fin, sin corsés, por eso estoy muy contento con el resultado.
Claro, eso demuestra oficio y horas de vuelo.
Hombre, lógicamente la experiencia es un grado. Pero te aseguro que los Ulis se crearon, un rato en una hamaca en casa, otra página en el tren de viaje… donde surgía.
Vayamos al argumento. El Uli que nos ocupa se obsesiona con una estrella… ¿qué es esa estrella?
Esa es la cuestión. Cada lector decide qué es esa estrella, incluso decide el final, porque es suficientemente abierto como para interpretar cada quien lo que estime oportuno. La estrella puede ser desde un teléfono, hasta el trabajo, pasando por drogas o un amor platónico. Después podemos hablar de la vida de los Ulis, de su estructura social, de sus riesgos, y de por qué confían en las sombras, en vez de mirar directamente al peligro… esa es la carga de profundidad de esta obra.
Algo tan profundo y a la vez tan sencillo…
Por el filtro de los Ulis pasarán problemas mundanos. Pero todo desde un punto de vista fresco, entretenido, y sin pretensiones. No deja de ser una fábula, y las fábulas pretenden que el lector piense, no sólo contar una historia.
¿Y cuáles son los planes de futuro?
Bueno, la idea es seguir planteando temas con ellos. Seguir haciéndolo con la imagen como narrativa. El hecho de que sean personajes ficticios nos permite colgarles culpas, complejos y situarlos, a la vez, en las circunstancias más curiosas… una ciudad, el campo, otro momento de la historia… Francamente, lo que más me importa es que genere un debate interior en el lector, que no se queden sólo en la historia, que sean capaces de poner en valor todo lo que se plantea más allá de los dibujos. Que le den una oportunidad a los Ulis.
Lo que decíamos al principio, una idea muy madurada con una ejecución fresca y sencilla.
Mientras conversamos, Angel nos muestra el cuaderno, el original donde están los protagonistas del libro, tal y como podemos verlos en la edición de Espiral (Dolmen editorial)… y es donde uno puede apreciar la brillantez, la pericia y la honradez del oficio del que Unzueta es uno de los máximos exponentes internacionales. Viéndole, llega a parecer hasta fácil. Por eso no es de extrañar que, como los Ulis, la industria del cómic, tenga en Angel su estrella y que siempre brille.