Y por si fuera poco, he recibido una carta de Hacienda instándonos a pagarles a ellos los adecuados posibles adeudos a Aleu hasta un máximo de 84.000 euros que parece ser el importe pendiente que tienen con ellos.
Me cuesta imaginármelo y me crea un vacío enorme después de tantos años. Imagino que en el fondo abrigaba la esperanza de volver a trabajar con ellos algún día. Es una sensación extraña, mucho, como si se hubiera muerto un amigo. Espero que les vaya bien a todos los que trabajaban allí, ya que había gente genial y con la que me llevaba bastante bien.
Imagino que esa situación interna fue la que hizo que estuvieran tan tensos estos últimos meses.
De todas formas, me duele un poco el que no me hayan llamado para decirme nada, aunque pocas ganas tendrían de hacerlo, y en cosas más importantes tendrán la cabeza.
Y el resto de imprentas intentando rapiñar todo lo posible: clientes, máquinas… como bien dicen ‘A rey muerto, rey puesto’ o ‘A río revuelto, ganancia de pescadores’.