Nos dijeron que estaría seguro y como un pardillo no hice el seguimiento necesario ni estuve encima de la imprenta; y como suele pasar en estos casos, se jodió el invento y el libro no lo han entregado, cuando inicialmente tenía que estar el 22, hace una semana.
Hoy es una de esas pocas veces en que si llego a llamar yo personalmente el gerente de la imprenta hubiera acabado diciendo alguna barbaridad. Van a cobrar este trabajo cuando las ranas críen barba; ya veremos cuándo, cómo y a qué vencimiento mandamos los pagarés.
Al final, hay que estar todo el santo día encima de todo el mundo para que no sucedan estas cosas.