He acabado muerto y reventado, pero al menos se ha acabado. Lo tendría que haber hecho así desde el principio y ya estaría en el nuevo sitio.
Ha sido especialmente duro en lo sentimental, por la mañana el despacho y la sala de ordenadores estaban como siempre, y horas más tarde no había nada. Demasiado recuerdos, demasiadas sensaciones y demasiados sentimientos, pero es lo que hay. Esperemos que sea para mejor.
Mañana otro día de espanto recolocando cajas, pero al menos será ya con vistas a ir construyendo, no destruyendo. Ya está hecho.