Hace dos años, domingo 9 abril 2023

Y la cena nos lleva al otro asunto complicado del día, una discusión sobre la Inteligencia Artificial y su uso en una portada de un libro que saldrá en unas semanas. El tema es largo y lo he preferido dejar para esta semana.

Hace unas semanas comenzamos a trabajar en la portada de la novela de Kromic Book. Un tipo cordial, con muchos seguidores y cuyo primer libro nos funcionó muy bien. El tipo es tan majo que le encargó la portada a un amigo. Como no nos acababa de encajar se la encargó a una segunda persona, aunque siguió sin convencernos. Así que decidí recurrir a un antiguo ilustrador de la casa: David Saavedra. Él realizó en su momento numerosas portadas para la Eros Comix y lleva años haciendo trabajos de diseño gráfico para nosotros.

El caso es que tras dibujar la imagen decidió usar IA para los efectos, y en vez de llevarle 80 horas extras de trabajo le llevó mucho menos. Ahora, en Internet, la gente estaba que trinaba diciendo si había usado IA: que si es una vergüenza, que somos la primera editorial en usarla, etc.

Hasta aquí bien, asumible. Pero en la cena de empresa tanto Isaac Sánchez como Kenny Ruiz me estuvieron argumentando por activa y por pasiva las razones por las que no usar esa cubierta. Fue más de una hora que no le deseo a nadie, porque por muy cordiales que estuvieron, que lo fueron, significaba tener que tomar una decisión, y de forma rápida. Barruntaba yo la tormenta de basura que podría ser aquello, cuando no había sido capaz de convencer ni siquiera a dos autores de la casa, amigos desde hace tiempo.

Al día siguiente, desde el aeropuerto camino de Palma, llamé a Kromic y le dije que volvíamos a la imagen anterior, que hablaría con el portadista y montaríamos una nueva versión. Significaría no llegar al Sant Jordi, pero evitaríamos problemas y tendríamos la conciencia limpia, ya que todo asunto de la IA es algo que creo debería de comenzar a ser regulado de manera urgente, por todo el daño que veo acabará haciendo a los artistas y el sector.

El nuevo asunto era qué decirle a Saavedra, que se había currado una imagen estupenda. La había dibujado y diseñado él solo, empleando a posteriori la IA para los detalles.

Por lo demás, no pasa un puñetero día sin que salpique algo más relacionado con el anterior encargado de comunicación. Esta vez, la Casa del Libro de calle Ourense de Madrid parece ser que, estando cansados de que no les contestara a los mails han decidido no volver a hacer cosas con nosotros. Habrá que llamar, asumir responsabilidades y retomar relaciones.

Qué cansancio de trabajo.

Menos mal que he podido descansar un poco estos días con ocasión de la Semana Santa. El jueves era fiesta en Palma, pero fui a la oficina a adelantar trabajo de manera relajada.