Hay veces en que suceden cosas maravillosas, por cursi que suene.
Hacía mucho tiempo que, limitándome a la penosa tarea de ir pagando como se puede a la gente, no ocurría algo que me hacía realmente feliz.
Lo de hoy ha sido la hostia.
Ha sido un caso curioso de serendipia (casualidad extraña). A media mañana, por la calle camino de Mercadona para comprar unas cosas para la oficina, le iba comentando a Mari Paz (diseñadora), resignado, lo importante que hubiera sido tener el Liberty Meadows en diciembre para poder liquidarlo con la factura de este mes de la distribuidora. Al cabo de cinco minutos de llegar a la editorial ha sonado el teléfono.
-Hola, Vicente, envíanos el reparto del Dolmen Europa –me decía Sergi desde la imprenta-. Y de paso envía al transportista a buscar el Liberty Meadows.
-¿El Liberty? Si ya lo recogieron –contesté pensando que se refería al Liberty Meadows #7, que se había puesto hacía tres semanas a la venta.
-No, no, el tomo –me respondía.
-¿No te estarás refieriendo al Demon Cleaner? Es que es imposible que sea el Liberty –respondí, ya que lo normal era que hubiera estado listo dentro de dos semanas.
-No, han llegado las cajas y ponía bien claro “Liberty Meadows tomo”.
Ha sido una experiencia extraordinaria. A ratos iba pensando en cosas como “Se han equivocado y lo han hecho en tapa blanda”, “Han etiquetado mal las cajas y van otras cosas dentro”.
Pero no, tras llamar de nuevo a la imprenta me han confirmado que era el tomo, y tras llamar por la tarde al distribuidor me han dicho que ha quedado perfecto.
La verdad es que hacía falta un alegrón de estos, que además hará que vayamos mejor de liquidez si las cosas funcionan como está previsto para este tomo (es como ir empatados a cero en la final de la Champions, y en el último minuto tirar un penalti contra tu rival, con el portero expulsado, y pasando de guardameta un jugador de campo al que además has comprado… claro que siempre puedes tirar el penalti fuera).