Eso sí, aunque las ventas hayan sido malas en general, el ambiente ha sido espectacular. Hacía unos 6 años que no acudía en persona al salón del Manga y me ha sorprendido el ambiente: había más gente disfrazada que “de calle”. Pero lo que más me ha impresionado ha sido la cola para entrar; he visto colas largas, pero esta se lleva la palma y daba la vuelta a la inmensa manzana del recinto donde se celebra el vento (se cruzaban las colas para entrar con las de sacarse el ticket de entrada).
Una locura, maravillosa, eso sí, porque además todos los que allí estaban no superaban los 20 años de edad, garantizando una generación más de lectores de cómic.