No sé el tiempo que llevo trabajando con Aleu, pero desde luego es más de 10 años, a lo largo de los cuales he ido conociendo a gran parte de esa gran familia. Hoy he hablado con Joan, jefe de la parte de producción, y lo cierto es que como he hablado con él corren malos tiempos. Es descorazonador ver cómo los negocios de amigos y conocidos van cerrando, sobre todo porque sabes de la ilusión habida detrás de cada uno de ellos.

Al parecer, en la imprenta han tenido algunos impagados gordos y los bancos les están apretando a ellos.

Ayer me llamo Agnes, de contabilidad, en nombre de Aleix, el gran jefe de la imprenta, para ver cómo podíamos arreglar el tema del recibo devuelto, y me ha trasladado la preocupación de Aleix por la situación, ya que a lo largo de los próximos meses vencen facturas por valor de más de 120.000 euros, y no están como para afrontar un impagado de esa clase.

Tampoco entiendo acabo de entender la preocupación ya que nunca les hemos dado ningún tipo de problema y ésta es la primera vez que sucede algo así.

Por cierto, cuando me ha dicho la cifra, me ha sonado bastante fuerte. Oída así, sin más, impresiona. Es más del importe de mi hipoteca. Me ha hecho cuando menos pensar en la situación actual y ver que habrá que aflojar ritmo, no me gustaría que pasara nada y fuera yo quien les diera la puntilla.

Para quien no lo sepa, lo normal es cobrar a 3-4 meses (cinco en ocasiones) y pagar en 3-4. La confianza con Aleu después de tantos años ha hecho que tengamos plazos amplios, a 4-5 meses (seis incluso en algunas cosas).

Nota histórica: (6 abril 2011, 1’36AM) Obviamente, el importe se ha reducido ya que las nuevas imprentas con las que trabajamos obligan a pagar a 3-4 meses. Además, los importes son infinitamente menores que los de Aleu, tema sobre el que prefiero no hablar para no calentarme mucho con ello.