No me acabo de hacer a la idea, pero parece que es real, y que la espada de Damocles que se cernía sobre nosotros ha desaparecido. Es un alivio, pero sigo sin creérmelo.

Sin duda, lo más importante de esta semana ha sido el Salón del Comic de Barcelona. Las novedades han llegado a tiempo, todas, y sin tener que correr ni ir con prisas, algo que se está convirtiendo en una buena costumbre.

Las ventas han ido muy bien, un 10% más que el año anterior, que ya fueron buenas de por sí.

De entre todas las reuniones, me lo he pasado especialmente bien tomando un café con Fernando Tarancón (Astiberri/Librería Joker). Creo que hacía tiempo que no lográbamos hablar un rato largo, y hemos quedado en que visitaré Bilbao en alguna ocasión y miraré de quedar para poder alargarnos más.

También he quedado con Antonio Martín para hablar de un par de proyectos. No negaré que inicialmente ha sido raro, pero tras comentar un poco lo sucedido hace diez años con el juicio, la cosa ha sido menos tensa. Cada uno ha reconocido lo que tenía que reconocer y listos.

Aunque para tenso, el momento con un autor nuestro. Aparte de un tema pendiente, leyó una alusión en este blog que se hizo suya sin serlo (4 abril 2011, creo recordar) y cuando fui a saludarle me negó el saludo. Imagino que no debería de afectarme, pero el caso es que lo hizo y me dejó bastante fastidiado en lo personal (imagino que porque es una persona a la que aprecio, y con la que tenía una relación desde hacía mucho, mucho tiempo). Espero que el tiempo lo acabe solucionando.

Al margen de eso, he disfrutado de lo lindo con mis cenas con Jorge Iván, Diego y Jaume, con Darío y Rocío, y con Koldo y Unzueta, con los que nos fuimos de marcha un par de veces y disfrutamos hasta las 5’00 en un antro que dimos por denominar ‘El Sitio de la Última Oportunidad’.