Ha sido una de esas cosas que siempre te sabe mal hacer, y mucho. No había más remedio, pero aún así… duele.

La idea de dejar un poco de lado la figura de tener a alguien llevando sólo prensa hace que nuestras prioridades a la hora de tener una cuarta persona (llegado el caso) sean otras, y no creo que hiciéramos ningún favor a Sandra reteniéndola con la excusa de un posible mejor futuro en el que pudiéramos contar también con alguien que desempeñara ese papel.

Nota histórica: Hay dos cosas en este puñetero trabajo que no me gusta, que odio terriblemente. Una es tener que despedir a la gente, y la otra no poder hacer frente a los pagos. Por lo que una época precisamente como esta no ayuda a huir de esas fobias que no hacen sino caer sobre ti: crisis en apogeo y descargas a tutiplén indiscriminadas; menuda combinación para el sector del papel.