HACE DOS AÑOS, viernes 17 diciembre 2010: RYANAIR, de juzgado de guardia
21 diciembre, 2012 | 2 Comentarios

Durante todo Expocomic procuré no comprar mucha cosa ante el recuerdo de que alguien me dijo hace un tiempo que no era posible facturar maletas de más de 10 kilos con esta compañía. Cuando llegué al mostrador de facturación y puse la maleta vi que marcaba 13 kilos; mal empezamos, pensé, aunque aquello no fue el problema: resulta que en el precio del billete no iba incluido el poder llevar maleta y que aquello hubieran sido 15 euros extras en su momento, ahora, por no haberlo hecho, tocaba pagar 35. Cagándome en todo decidí pagar y desistir en el pensamiento que tenía de coger otro avión, ya que por 35 euros es bastante posible coger un vuelo a Mallorca (con el descuento de residente).

Una vez facturado, en la puerta de embarque y una hora antes de que este se produjera, ya había una cola del copón formada. ¿A dónde irán todos estos?, pensé. ¿Van a estar una hora de pie esperando? ¿Qué prisa tendrán? Pues sí, ahí estuvieron, una hora soportando al azafato de turno que, por primera vez en mi vida, veía pasar por delante de los pasajeros exigiendo que insertaran sus maleta en un cacharro que servía para ver si las medidas eran correctas. Curiosamente, casi todo el mundo en la cola llevaba una maleta de mano (imagino que por ahorrarse los 15 euros por facturarla), y encima más de una maleta superaba ligeramente la medida estipulada, por lo que el pobre pasajero de turno, ante el azafato impávido e incompasivo, tenía que retirarse de la cola con las cabezas gachas e ir a facturar de nuevo (pagando los correspondientes 35 euros).

Cuando llegó el momento de embarcar la cola era impresionante, pero lo mejor fue que al no haber finger y ser yo casi el último en embarcar, he sido el último en entrar en el autobús y el primero en salir de éste. Y ahí ha estado el ‘quid’ de la cuestión: he salido tan tranquilo del bus y entonces fue cuando, de repente, se produjo la estampida de gente. Todo el mundo comenzó a correr hacia las puertas del avión como alma que le llevaba el diablo; ha sido surrealista, como ver a la sociedad sin dignidad desmoronarse por un asiento en cuestión. Y es que ahí estaba el asunto, no eran asientos numerados y todo el mundo desde el principio iba pensando en coger un buen asiento y tener donde dejar los maletones. Por suerte, al salir el primero no me ha costado coger un buen sitio a lado de la ventana.

Pero la cosa no acababa ahí. Al cabo de unos minutos de estar sentado y con el maletín del portátil y la chaqueta correctamente colocados en la parte superior, como por arte de magia, aparecieron sobre mis piernas. ‘Si no le sabe mal, deberá de esperar a ver si hay sitio una vez el resto del pasaje haya colocado sus maletas grandes’. Y ahí ha sido cuando he explotado. ¿Qué hacía aquel fulano cogiendo mis cosas y devolviéndomelas sin preguntar? Sabedor de los derechos que me acogían en ese caso por haberme leído hasta la saciedad la letra pequeña sobre el equipaje por el tema de los 10 kilos de marras, y algo fuera de sí, le he venido a decir algo como: ‘Si no le sabe mal, recoja de nuevo mi puñetero equipaje de mano, lo deja donde estaba y no vuelva a tocarlas sin mi permiso si no quiere que le denuncie ahora mismo por apropiación temporal indebida de la propiedad ajena’ (obviamente, eso sólo lo puedes hacer si estás seguro de que no te van a enmendar la plana y habiéndote leído bien la letra pequeña y te saldrá el tipo con alguna tontería de las normas internas).

No sé si podía o no denunciarle, pero la amenaza bastó para que colocara de nuevo las cosas en su sitio, me dejara en paz y pudiera echarme una cabezada de regreso a casa.

Nota histórica: al parecer, actualmente, en letra más pequeña todavía indican que las maletas pequeñas y las bolsas de mano se han de colocar las últimas. Da igual, pueden poner misa, una norma no puede estar por encima de la ley (es como lo de ‘reservado el derecho de admisión’ o ‘no se admiten devoluciones’ o ‘este parking no se hace responsable de los coches de su interior; pueden poner lo que quieran y decir misa porque no pueden contravenir la ley).

Comentarios2
blackgetter Posted 22 diciembre, 2012 at11:28  

La cosa ha mejorado mucho, ahora te meten 60 euros por que a la maleta le sobresalga un asa de la caja de cartón que usan para medir. Aprovechan para decirtelo a última hora para que interrumpas la cola y si eres minimamente considerado desistas de discutir para no fastidiar a los demás, cosa que a ellos no parece importarles lo mas mínimo.

Despreciables pero los más baratos, por desgracia.

admin Posted 22 diciembre, 2012 at18:20  

Y eso por no hablar del trato a las empleadas, de lo que está la Red lleno de comentarios (las bromitas del irlandes sobre las azafatas son de traca)

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